Fernández Díaz quiere frenar la inmigración porque, dice, "no cabemos todos"

Alberto Fernández agitó ayer el espantajo de la inmigración descontrolada para calentar una campaña en la que, por primera vez, el 10% de los habitantes de Barcelona son de origen extranjero. El candidato popular aseguró que "Barcelona es una ciudad pequeña, con poco espacio", lo que le llevó a afirmar que hay que limitar la llegada de extranjeros. "Aquí ya no cabemos todos", concluyó.

Fernández escogió el marco del hotel Ritz, donde ayer intervino en el foro Tribuna Barcelona, para hacer un breve avance de sus tesis sobre inmigración, un tema que todos los partidos, incluido el PP, se comprometieron a dejar fuera de la contienda electoral en un pacto firmado solemnemente hace medio año.

Fernández pretende "reformar" la actual política de empadronamiento del Ayuntamiento de Barcelona, que inscribe a los inmigrantes sea cual sea su situación legal para garantizarles los servicios básicos. El candidato popular, que no profundizó en el alcance de las reformas, se limitó a decir que la ciudad necesita una "inmigración legal". Fernández ya apoyó en su día al candidato del PP para Badalona, Xavier García-Albiol, en su empeño de negar el empadronamiento a los cerca de 120.000 inmigrantes sin papeles que viven en Cataluña.

El número uno de los populares para Barcelona también aseguró que si es alcalde no tolerará acampadas reivindicativas como las impulsadas por los opositores a la guerra de Irak o los inmigrantes que se instalaron en la plaza de Catalunya en 2001. Según el candidato popular, estos actos, además de ocupar la vía pública, "perjudican a los ingresos procedentes del turismo".