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ELECCIONES 25M

El PSC arropa a Maragall mientras que Mas pide que le pongan "un bozal"

Polémica sobre la discriminación de los catalanes de adopción

Francesc Valls

La dirección del Partit dels Socialistes cerró ayer filas en torno a Pasqual Maragall en el asunto que más ha caldeado, de momento, la campaña electoral: la discriminación que, a juicio de Maragall, practica Convergència i Unió con un catalanismo que mira "la pureza de sangre y de estirpe". La respuesta de CiU no se hizo esperar. El conseller en cap, Artur Mas, pidió ayer a la dirección socialista que le ponga "un bozal" al líder del PSC. El delfín de Pujol siguió a pies juntillas el compendio de argumentos para candidatos preparado en la cúpula de la federación por David Madí, subdirector de la campaña. En ese documento se afirma que las declaraciones de Maragall "sobrepasan los límites de la decencia y de la vergüenza", por lo que se debe pedir al PSC que obligue a Maragall a dejar el "papel de doberman y le ponga un bozal".

A pesar del símil zoológico, la polémica bajó ayer de grado. El primer secretario del PSC, José Montilla, arropó en un ejercicio de equilibrio a Maragall, al tiempo que pretendía desdramatizar unas palabras que han agitado las tranquilas aguas de la política catalana. No fueron tan misericordiosos los restantes líderes de partidos políticos, quienes coincidieron en subrayar que Maragall ha abierto la caja de los truenos, con peligro de indeseada crispación social.

El ministro Josep Piqué (PP)terció en la polémica y acusó al candidato socialista de "irresponsable" y a los convergentes de "decir tonterías". El líder de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod, se mostró duro con estas afirmaciones que "afectan a la convivencia", "Unos lanzan un disparate y otros les responden con otro", sintetizó.

En tono más suave se expresó Joan Saura, presidente de Iniciativa per Catalunya Verds, quien juzgó "desafortunadas" las afirmaciones del dirigente socialista. Pero, críticas al margen, lo que nadie pone en duda es que la sombra de Maragall eclipsa mediáticamente una campaña que debería ser local.

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