EE UU releva a altos responsables en Irak por el fracaso de su política de posguerra
Washington retirará en junio a sus inspectores ante la ausencia de armas de destrucción masiva
Estados Unidos ha reconocido sus primeros fracasos en Irak. El fulminante despido de la diplomática responsable de los servicios básicos en Bagdad y el próximo relevo de la máxima autoridad en el país, el general retirado Jay Garner, auguran una remodelación más amplia de la presencia militar y civil estadounidense para asentar las bases de la reconstrucción política y económica de Irak. Aún más significativo, Washington retirará en junio a la unidad de expertos militares encargada de buscar las armas de destrucción masiva, que en un mes no ha encontrado rastro alguno del arsenal de Sadam.
No se han hallado pistas del arsenal de Sadam que Powell expuso en la ONU
Barbara Bodine, ex embajadora en Yemen, era la mujer de más alto rango de la autoridad estadounidense en Irak. Según publicó ayer The Washington Post, en los próximos días se incorporará a un nuevo puesto en el Departamento de Estado. Bodine estaba encargada de restaurar los servicios mínimos de la ciudad y formar una Administración local, tareas que, un mes después de la entrada de las primeras tropas en Bagdad, apenas ha empezado.
Después de Bodine, también dejará su puesto el general retirado Jay Garner, el virrey de Irak, con algunos miembros de su equipo. Garner siempre manifestó que su intención era irse lo antes posible, pero pensaba dejar una situación algo menos caótica que la actual.
Con estos cambios, Washington espera empezar una nueva etapa en Irak, poniendo la autoridad interina al mando de un civil, Paul Bremer, el diplomático estadounidense, recientemente nombrado por el presidente George W. Bush. El fracaso de los militares ha provocado muchas críticas en el seno del Gobierno y creado gran frustración entre los iraquíes. Muchos barrios de Bagdad carecen de electricidad y agua corriente y los soldados han sido incapaces de controlar las pandillas que siguen saqueando la ciudad.
Bodine aseguró desconocer las razones de su relevo, que fue decidido por el propio secretario de Estado Colin Powell. "No me voy con la sensación de haber fracasado. (...) Mucho de lo que no funciona en Bagdad data de antes de la guerra". Bodine, de 54 años, era una de la pocas diplomáticas que hablaba árabe y tenía experiencia en la zona.
El general Garner debería irse dentro de una semana o dos. Está previsto que se encuentre con Bremer en Qatar, sede del Comando Central, y luego le acompañe a Kuwait e Irak, primero a Basora y más tarde a Bagdad. "Todo debería ir muy deprisa. (...) Dentro de un mes veremos una organización muy distinta", comentó una fuente oficial anónima a The Washington Post.
Los nuevos cambios también incluyen el reconocimiento de un fracaso mayúsculo: no haber encontrado armas de destrucción masiva, uno de los motivos que Washington esgrimió para lanzarse a la guerra. El equipo de especialistas del Ejército, que incluía expertos en armas biológicas, químicas y nucleares, la Unidad 75, se retirará de Irak en junio.
En más de un mes no han encontrado pistas sobre el arsenal que tan detalladamente expuso el secretario de Estado Powell, en una dramática comparecencia en la ONU el pasado 5 de febrero. El jefe de la diplomacia estadounidense mostró entonces como "pruebas fehacientes" fotos tomadas por satélite y grabaciones de oficiales iraquíes para demostrar que Sadam Husein había seguido consolidando su arsenal. Powell describió instalaciones subterráneas cerca de poblaciones civiles, aparatos teledigiridos capaces de transportar armas químicas, y laboratorios biológicos móviles disimulados en camiones.
Si Irak pensó en algún momento en utilizar armas prohibidas "tenía que tener algo. Pero no hemos podido encontrarlo. (...) Se escribirán mucho libros sobre eso en los próximos años", comentó el coronel Richard McPhee, responsable de la Unidad 75.
La retirada de los expertos estadounidenses podría tener serias consecuencias en el debate que acaba de empezar en la ONU sobre la reconstrucción en Irak. Según las resoluciones impuestas con la guerra del Golfo, las sancciones económicas sólo podrán levantarse si primero se confirma que Irak no posee armas de destrucción masiva. Estados Unidos se ha negado a considerar la vuelta de los inspectores de la ONU argumentando que sus propios equipos se hacían cargo de la tarea.
Durante su infructuosa búsqueda, los especialistas se toparon con instalaciones obsoletas, destruidas o saqueadas. En total, unos 70 emplazamientos de una larga lista de 600, fueron inspeccionados sin ningún resultado.
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