Microsoft acepta el órdago de Linux
La amenaza competitiva del sistema 'libre' fuerza a la compañía a invertir millones en mejorar su seguridad, compartir el código de Windows y regalar 'software' a escuelas
Microsoft acaba de cerrar un ciclo. Después de pasar 10 años litigando con el Gobierno estadounidense, que la acusaba de "prácticas predatorias" para anular a sus competidores y presionar a sus socios, la mayor empresa de
software del mundo ha emprendido una campaña para transmitir la idea de que ha asumido su responsabilidad como líder. Microsoft trata de explicar que ahora tiene un único objetivo: recuperar la credibilidad.
La nueva Microsoft no es sólo producto del acuerdo que firmó con el Departamento de Justicia de EE UU para cerrar su caso judicial. La empresa está cada vez más presionada por lo que la consultora Gartner llama "la amenaza competitiva más compleja que ha afrontado nunca": Linux. Este sistema operativo, de libre creación y modificación, se está convirtiendo en una alternativa seria a Microsoft en gobiernos, escuelas y grandes empresas. No sólo influyen las virtudes asumidas de Linux -menor precio y código abierto-, sino las carencias que muchos clientes achacan a Microsoft: una política de precios y licencias poco flexible, falta de seguridad en sus productos y escasa atención a sus clientes. La compañía ha invertido más de 1.000 millones de dólares en formar a socios y empleados, intenta mejorar la seguridad de los productos, compartirá el código de Windows y donará 25 millones en programas a escuelas españolas.
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