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GALERÍA DE NOTABLES | Candidatura de incertidumbre en Almería | ELECCIONES 25M

Juan Megino, el luchador sin mano izquierda

El ex alcalde del PP de Almería concurre a las elecciones con un partido independiente

La irrupción de un grupo independiente en Almería capital encabezado por Juan Megino, ex alcalde del PP, ha hecho que las elecciones del 25 de mayo sean las más inciertas de la democracia. Ningún partido respira tranquilo ante el llamado factor Megino. En las quinielas sobre la próxima configuración municipal, el actual alcalde, Santiago Martínez Cabrejas, advirtió del empate técnico entre PP y PSOE y de que el Ayuntamiento contará con cuatro fuerzas políticas a partir de junio. "La cuestión será qué empuje tendrá Megino y cuántos concejales sacará", dijo.

Megino montó el Grupo Independiente de Almería (GIAL) tras ser desbancado como candidato del PP, que designó como sucesor al presidente provincial, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador. El GIAL es única y exclusivamente Megino, quien tiene el perfil ideal para emprender una aventura en solitario. "Tiene una energía increíble. Es un animal político. Se hace el centro del sitio donde vaya. El partido está asustado", aprecia un joven ex compañero. Y es que Megino, de haber vuelto a revalidar su mayoría absoluta (ganó las elecciones de 1999, pero el pacto PSOE-IU le impidió que gobernara) sería, hoy por hoy, el candidato del PP. "Lo dejaron solo en la campaña de 1999 y él no ha contado ni la tercera parte de lo que le hicieron pasar. Y tiene unas ganas de trabajar increíbles", remacha el mismo dirigente del PP.

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Juan Megino López nació en 1944 en Navas de San Juan (Jaén), aunque lleva más de media vida en Almería. Médico urólogo de profesión, supo aplicar en el mandato de su alcaldía, 1995-1999, la precisión del cirujano y la constancia de un opositor. "Mi defecto es que siempre tengo prisa. Quiero hacer muchas cosas a la vez y bien hechas. Exigí mucho a los técnicos y funcionarios del Ayuntamiento en mi etapa debido a las ganas de hacer cosas por la ciudad", dice Megino sobre su persona.

El candidato del GIAL fue invitado a entrar en política a principios de los noventa por el entonces portavoz municipal del PP, Fernando Cabezón. Megino "siempre" puso por delante sus ideas, dice otro dirigente, y nunca supo llevar el juego "sucio y callado" que se produce internamente. "En un partido hay que tener capacidad de aguante y ceder un poco por la colectividad", le reprocha un ex compañero. Ese "siempre ir de cara" le pasó factura como alcalde, al distanciarse de su partido y adquirir un poder notable en la ciudad. Quienes estuvieron a su lado en su equipo de gobierno lo califican como un trabajador nato con una dualidad algo inquietante: "Es muy bueno y cariñoso por un lado, y te ayuda una barbaridad en tu trabajo; pero también es todo lo contrario. Hasta el punto de que en momentos determinados te preguntas ¿qué pasa aquí?", confiesa una edil del PP.

Fuentes cercanas a Rodríguez-Comendador no vacilan en concederle la nota más alta en cuanto a su capacidad de trabajo y su valía profesional aunque, en el plano personal, fluyan las críticas. "Es un hombre que siempre quiere estar por encima de todos. Quiere imponer sus criterios y sufre cuando alguien le rebate sus teorías. Es poco generoso con los demás a la hora de admitir opiniones y no es capaz de asumir planteamientos de otra gente".

Los mismos círculos reprochan su "irreverencia" y su "soberbia" cuando fue alcalde. "En el barrio de Nueva Andalucía hizo aceras anchas, muy anchas, y calzadas estrechas, en contra de la opinión de los vecinos. Lo mismo en Pescadería. Fue incapaz de poner a funcionar el área de Turismo y fue insolidario con su partido. Él quería resolver siempre y se aprovechó del PP para su promoción personal", dice esta fuente.

Megino desmiente a quienes le tachan de vengativo por impulsar el GIAL. "Están equivocados. Si siguen empecinados en ese tema se van a llevar un batacazo. Esta gente de GIAL nada tiene que ver con el pasado. Una cosa de tanta elaboración no se hace por venganza", dice. Algún cargo del PP, paradójicamente, va más allá en defensa de quien hoy por hoy es su rival político: "Si fuera por venganza estaría superjustificado".

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