Las Edades del Hombre recrea en Segovia la Semana Santa

La Fundación Las Edades del Hombre inauguró ayer en la catedral de Segovia, con la presencia de Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León, y Luis Gutiérrez, obispo de Segovia, una de sus mayores exposiciones de las diez realizadas hasta el momento: una Semana Santa con 5.700 metros cuadrados de superficie y un recorrido que supera los dos kilómetros. Titulada El árbol de la vida, reúne 301 obras de arte religioso.

Una de las novedades de El árbol de la vida, que se podrá visitar hasta noviembre, es que tiene lugar dentro de un marco, el de la catedral -el último templo gótico de España, del siglo XVI-, que forma parte de la exposición. Otra, que la mayoría de las piezas, desde pinturas a esculturas, cobres, marfiles, cantorales, telas u orfebrería, se exhiben por primera vez (295 de las 301). Por último, otra de las novedades es la de incluir 22 pasos que salen en procesión en diversos puntos de Castilla y León, obras de grandes maestros imagineros.

Para el comisario de la exposición y secretario general de Las Edades del Hombre, Antonio Meléndez, la muestra de Segovia es original no sólo por el montaje y tamaño, sino por abordar por primera vez de manera global la pasión y muerte de Cristo a través de su representación en el arte y otros objetos religiosos. También ensaya una cierta apertura a los colores, con tonos rojo, negro y gris en fondos y zócalos, una experiencia con la que ya se trabajó en la anterior muestra, en Nueva York.

El relato de El árbol de la vida se desarrolla en siete capítulos, siguiendo la historia de los últimos momentos de la vida de Jesucristo, cuando decide volver a Jerusalén: La entrada en la ciudad, La mesa puesta, El jardín, Ecce Homo, El árbol plantado, Del regazo de la madre al regazo de la tierra, Y el fruto maduró. Este último capítulo tiene un añadido, con el que se cierra la exposición, titulado El grano se hizo pan, que habla de la presencia viva de Cristo a través de la Eucaristía.

Aunque la mayoría de las piezas proceden de la diócesis de Segovia, más de dos centenares, hay una significativa presencia de las otras diez diócesis de la Iglesia en Castilla y León, para cumplir también unos criterios mínimos de calidad, aparte de su relación con el contenido que se quiere relatar. Se podrán contemplar obras de El Greco, Juan de Juni, Gregorio Fernández, Pedro Berruguete, Alonso Berruguete, Diego de Siloé, Ambrosius Benson, El Bronzino, Jan van Scorel, Alepj de Vahía, Luis Salvador Carmona, Ramón Bayeu y Bocanegra, entre otros.

Coincidiendo con La entrada en la ciudad, el visitante se encontrará con un tapiz cedido por la colegiata de La Granja, del siglo XIII, junto con un cobre firmado por Piero del Po o un lienzo obra de Alonso Sánchez Coello, rodeando el paso vallisoletano de la Borriquilla, una obra atribuida a Francisco Giralte. El capítulo quinto, El árbol plantado, en el crucero de la catedral, podría haber sido una exposición aparte. Tiene unos mil metros cuadrados de superficie e incluye más de un centenar de obras, entre ellas una sarga procedente del monasterio de Sancti Spiritus, de Toro (Zamora), del siglo XVI, que resume el espíritu del capítulo con una crucifixión de Cristo entre los ladrones. El penúltimo capítulo, con un tríptico de Ambrosius Benson, pintado hacia 1532, una de las obras flamencas de mayor tamaño que se conservan en España, se cierra con un ámbito dedicado a la familia de los Zuloaga, muy vinculada con Segovia.