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LA POSGUERRA DE IRAK | Los planes de Estados Unidos

Los niños de Bagdad vuelven al colegio

Jorge Marirrodriga

Por primera vez desde que ella se acuerda, Farah Hassan, de 14 años, no tuvo que formar ayer en el patio de la escuela secundaria de Al Sharafaiya, en Bagdad, para escuchar una interminable arenga de la directora del centro sobre los logros de Irak bajo la dirección de Sadam Husein. Tampoco estaban los numerosos retratos del dictador que decoraban todos los rincones del centro y que, de vez en cuando, funcionarios del partido Baaz se dedicaban a inspeccionar para comprobar que su número y estado de conservación fueran los adecuados. Y es que ayer fue el primer día de colegio en los centros de Bagdad desde que el pasado 17 de abril fueran suspendidas las clases ante la inminencia del ataque estadounidense. Apenas dos días después comenzó la guerra.

La reapertura de los colegios fue casi más simbólica que real. Con el Ministerio de Educación totalmente arrasado por los saqueos, sin nadie que pague los sueldos y con la presencia de apenas un tercio del alumnado -muchos niños siguen en los pueblos donde pasaron la guerra y otros no pueden acudir a clase por la inseguridad que reina en la capital-, los responsables manifestaban ayer abiertamente su incertidumbre ante el futuro. "Un grupo de técnicos del ministerio se ha reunido y han formado una comisión que está organizando las cosas, pero el futuro es una gran incertidumbre", advertía Najat al Jaffar, directora del centro donde estudia Farah.

"Lo más gracioso de todo son los profesores que antes defendían al Baaz

e incluso nos obligaban a afiliarnos a él y hoy llegan hablando de democracia", opinaba Ahmed Saad, de 18 años, que está a punto de terminar el curso anterior a su ingreso en la Universidad en el instituto masculino de la misma zona de Bagdad. "Antes, el director nos ponía en fila en el patio y nos decía que había que ir voluntarios al Ejército y que quien no quisiera abandonara la fila. Nadie se movía, claro". Saad exige la retirada inmediata de dos asignaturas, Cultura Nacional y Educación Nacional, dedicadas a estudiar la vida y logros de Sadam Husein, y añade: "A los que no veo por aquí es a dos alumnos, que eran hijos de altos cargos del partido. Venían a clase con pistolas y ningún profesor se atrevía a decir nada". ¿Aprobaban sin problemas? "Naturalmente", responde, con una sonrisa.

"Vamos a tener que ampliar por un mes el curso para recuperar el tiempo perdido. Este año acabaremos a finales de junio", afirma Hasan Karim Ahmed, de 55 años, director del instituto masculino, para quien lo peor de estos días pasados han sido los destrozos sufridos en el centro. "Han arrasado con todo y se han llevado lo más valioso que teníamos, siete ordenadores". El instituto femenino ha tenido más suerte gracias a un vecino y sus seis hijos que, armados con fusiles Kaláshnikov, impidieron la entrada de los saqueadores.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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