Métodos gansteriles
De nuevo se va a hablar de Sintel, la empresa en quiebra cuyos trabajadores protagonizaron una pintoresca acampada de seis meses en el centro de Madrid hace dos años; pero no para popularizar su causa, sino para que se conozcan los métodos gansteriles que, según acusación de los sindicatos, han acabado asumiendo algunos de ellos bajo la dirección de líderes narcisistas e irresponsables. Eso es lo que consiguieron quienes ayer agredieron al dirigente sindical José María Fidalgo, en plena manifestación sindical del Primero de Mayo.
El voluntarismo y afán de protagonismo de esos líderes convirtió el éxito sorprendente logrado con su movilización en un callejón sin salida. Un acuerdo entre el Ministerio de Trabajo, las centrales sindicales y Telefónica, que había vendido Sintel años atrás, permitió garantizar la recolocación en empresas privadas proveedoras de esa compañía de gran parte de la plantilla, y otras condiciones muy ventajosas. Pero promesas más o menos demagógicas y otros factores llevaron a una mayoría a rechazar las ofertas concretas de recolocación, lo que provocó la retirada de las mismas, el deterioro de la situación interna, incluyendo amenazas a los que aceptaban los nuevos empleos, y un enfrentamiento con los sindicatos que hizo que algunos de sus dirigentes hablaran recientemente de actuaciones "con un marcado carácter gansteril". Si pretendían confirmar la acusación, no podían haber elegido procedimiento más eficaz que abrir la cabeza al secretario general de CC OO y deslucir además este Primero de Mayo.
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