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Entrevista:ESTHER RAYA | Ganadora del premio Realidad Social Vasca

"La trabajadora social necesita más tiempo para el usuario"

Naiara Galarraga Gortázar

Esther Raya Díez (Ermua, 1968) es profesora en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del País Vasco (UPV) y colabora con la Federación Sartu en la lucha contra la pobreza. Raya obtuvo el premio Realidad Social Vasca en 2001 por una investigación sobre las personas que demandan prestaciones sociales en la comunidad autónoma. Su trabajo fue editado el pasado mes de noviembre por el Gobierno vasco con el título Políticas sociales y ciudadanía.

Pregunta. ¿A quiénes denomina no ciudadanos?

Respuesta. Los no ciudadanos son los que están en la peor situación social. Pero, fácilmente, personas de lo que antes se llamaba la clase media están comprobando cómo sus perspectivas son peores de las que tenían sus padres... A veces estar en un lado u otro, ser ciudadano o no es muy lábil. Muchos piensan que les ocurre a otros, a quienes no tienen ganas de trabajar, a los no previsores, pero le está pasando a una parte de la población bastante importante.

"Personas de clase media comprueban que sus perspectivas son peores que las de sus padres"
"En lo social no sabemos ni el grado de eficacia de un programa del año pasado"

P. Un total de 13.039 familias vascas vivían en 2000 del salario social.

R. El problema es la invisibilidad de la pobreza. En los estudios sobre la pobreza en Euskadi llama la atención el alto porcentaje de pobreza encubierta.

P. ¿En qué medida son eficaces las actuaciones de lucha contra la pobreza?

R. Existe un plan que abarca tres planos: la renta básica ha mejorado, aunque hay que ver si es suficiente para cubrir las necesidades de manera digna, las ayudas de emergencia se crearon para que familias sin ahorros hicieran frente a gastos imprevistos, pero se han convertido en ayudas estructurales, básicamente para el alquiler o para una hipoteca. Me consta que la consejería [de Asuntos Sociales] intenta cambiar, pero va muy lento. El tercero es la inserción social: trabajar cara a cara con estas personas que necesitan autoestima, un refuerzo para poner en marcha sus propios procesos de inserción y organizar su futuro.

P. ¿Logran estas personas la reinserción?

R. Cuando trabajas con una persona pretendes ayudarle con la vivienda, la salud, el empleo,... El proceso de inserción laboral es lento. Puede esforzarse mucho para encontrar trabajo, pero si sus oportunidades son en la economía sumergida...

P. ¿Existe una rotación entre los receptores de las ayudas sociales?

R. Sí, el índice de rotación es bastante alto, salvo en las ayudas a los mayores de 65 años. Entre los más jóvenes, la tasa de actividad es mayor que en la media de la población en general. Es decir, que si en una familia hay dos personas dispuestas a trabajar, en las familias que reciben ayudas hay, por ejemplo, cuatro personas dispuestas a trabajar. Pero sus oportunidades son menores porque su nivel de formación es menor. Hay un alto porcentaje de usuarios que entran y salen del plan.

P. ¿Echa en falta evaluaciones de las políticas sociales?, ¿más autocrítica?

R. Hace falta más evaluación, no necesariamente autocrítica, que debe servir para mejorar, para saber si los programas tienen resultados y en qué aspectos. Vas al médico y sabes qué riesgo tienes de contraer una enfermedad. Pero en lo social no sabemos ni el grado de eficacia de un programa del año pasado.

P. ¿Cuál debe ser la prioridad en la lucha contra la pobreza?

R. Creo que el reto es la parte personal, de promoción de las personas, en la calidad de la atención. Hacer trabajo de inserción, como les explico a mis alumnos, lleva mucho tiempo... Hacer el estudio del caso, plantear las problemáticas, cuál es el diagnóstico de la situación, dejar que sea la persona la que decida. Un estudio que hicimos el año pasado revelaba que la falta de tiempo para atender a los usuarios es el mayor problema de las trabajadoras sociales. Es un problema de organización del sistema. Cada vez hay más usuarios, pero los mismos profesionales. Habría que conseguir que los procedimientos administrativos no llevaran tanto tiempo al trabajador social para que pudiera dedicarse a trabajar con la persona.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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