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LA BARCELONA QUE SOMIO | Los alcaldables en el aula de EL PAÍS

El candidato defiende un urbanismo con menos alturas y critica la actuación en Diagonal Mar

Blanca Cia

Portabella afronta las próximas elecciones con relativa tranquilidad y dice que cuatro concejales los tienen seguros. "Ya veremos si el quinto es posible o no", añade. La perspectiva dentro de su propio partido no es tan peculiar como la que se dio en 1999, cuando Portabella salió vencedor del proceso de primarias de su formación contra todo pronóstico. Sobre todo contra el de la dirección de ERC, que apostaba por otro candidato. Ahora respira más tranquilo.

En su línea argumental sobre el futuro que desea para la ciudad, Portabella insiste en una idea: ¿por qué Barcelona no puede ser tan importante como una capital de Estado?, ¿por qué la ciudad no puede llevar a cabo políticas más decididas o valientes? En su opinión, Barcelona siempre se "ha espabilado", aunque para ello haya tenido que depender, en buena parte, de la sintonía con la iniciativa privada.

"El turismo es lo más interesante que ha pasado en la ciudad en los últimos 10 años"
"Es una vergüenza que el Gobierno catalán 'pase' de la capital"

A esa comunión de intereses responden, según él, parte de las decisiones urbanísticas de los últimos tiempos de Barcelona: "El modelo de desarrollo sostenible es el de ciudad compacta. Una ciudad policéntrica y polifuncional para que ninguna actividad se realice en exclusiva en un único punto". En lo que Portabella dice no estar de acuerdo es en que para ello se rompa drásticamente con el modelo del Eixample barcelonés y, de forma especial, es crítico con el modelo urbanístico de Diagonal Mar: "Está bien una planta baja más 10. Pero las alturas deben tener un límite ya que los edificios altos generan unos espacios intermedios vacíos que pueden dar cierta sensación de inseguridad". A juicio del candidato republicano, si la continuidad entre las edificaciones altas se solucionase con espacios verdes, no habría peligro. "Pero eso no se puede asegurar", añade. ERC ha apoyado la gran mayoría de las decisiones en materia urbanística de este mandato, lo que ahora no parece osbtáculo para que reivindique una política menos ligada al sector inmobiliario: "Durante los últimos años, muchas decisiones en materia urbanística se han tomado según el criterio de coste cero. El Ayuntamiento pactaba modificaciones del planeamiento con los promotores a cambio de que éstos asumieran el coste de la urbanización del entorno. Pero hay cosas muy importantes, como el modelo de ciudad, que cuestan dinero, y si hay que gastarlo, se gasta. De lo contrario, se favorece demasiado al sector privado".

Madrid ahoga a Barcelona. Ésa es otra de las tesis de Portabella. Y lo ilustra poniendo como ejemplo el "parón" de la Carta Municipal, que lleva una legislatura entera en los despachos de Madrid: "Las reuniones eran una tomadura de pelo y al final venían a decir que Barcelona no podía tener una ley específica. Y yo me pregunto: ¿por qué no? Si Barcelona se espabila y quiere tener un modelo de financiación y una justicia local, ¿por qué nos cortan las alas?". Tampoco el Gobierno catalán ha cumplido su parte de la Carta Municipal: "Es una vergüenza que el Gobierno de Cataluña pase de la capital. Es una vergüenza que en muchos los servicios esenciales Barcelona esté por debajo de la cobertura media de Cataluña. Está por debajo en plazas públicas de guardería, en centros de día, en residencias para la tercera edad, en apartamentos tutelados para ancianos. Eso es algo que no puede continuar".

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Como responsable del turismo en este mandato, acepta que la ciudad no viva un monocultivo como pueda ser éste, pero a renglón seguido argumenta con pasión: "El turismo es lo más interesante que ha pasado en la ciudad en los últimos 10 años. No sólo reporta ingresos, bien repartidos, para los hoteleros, sino también puestos de trabajo y un impacto claro en el PIB de la ciudad". "Barcelona tiene que seguir apostando, como lo hace, por la industria e impulsar nuevas formas de actividad económica, como el 22@", dijo. Respecto a este singular distrito económico, reconoció que necesita "un buen empujón" y un liderazgo más enérgico. El candidato republicano defiende con la misma pasión la continuidad del zoo -que el año pasado superó el millón de visitantes- y la abolición de las corridas de toros. "Pero no por un supuesto antiespañolismo, sino porque supone convertir el sufrimiento de un animal en un espectáculo". La misma razón le llevó a reconocer que "no está resuelto" el problema de los animalitos que se exhiben en La Rambla.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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