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Columna
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Capacidad de vuelo

En la galería Vanguardia de Bilbao expone escuetas esculturas de alambre y dibujos José Zugasti (Eibar, 1952). Dice escuetas por la reducción de los materiales, respecto a etapas anteriores. En ellas conjugaba varillas, alambres, chapas, masilla, polvo pómez y pinturas. Otra cualidad reductora de ahora consiste en desprenderse del apoyo ortogonal. Si antes los aros circulares -santo y seña de su labor escultórica- necesitaban estar junto a formas rectangulares, lo más parecido a libérrimos paralelepípedos, en esta ocasión lo mostrado lo constituyen únicamente aros circulares.

Se trata de esculturas abstractas, construidas con alambres circulares. Los aros o varillas circulares van entrecruzándose como fijas volutas de viento (como si se escapara el vacío que está y no está). Tales volutas unas veces se presentan colocadas en posición vertical y otras tumbadas expandiéndose hacia los lados. Para que las piezas tomen cuerpo y se conviertan en esculturas -entes fijos, por así decirlo- es preciso apelar al concurso de determinados puntos de soldadura entre aros. Siempre los justos, porque si llegan a sobrepasarse en número las esculturas pierden su condición etérea.

Signifiquemos la importancia del espesor de las varillas según la dimensión de cada escultura. Lo que nos lleva a la escultura suya recién colocada en el parque de Abandoibarra, bajo el título A la deriva. Como quiera que la dimensión de esta escultura es de 42 aros de bronce pavonado de tres metros de diámetro, el espesor de las varillas es bastante grueso. Es verdad que el espesor se ajusta a las proporciones de los aros; pero no es menos verdad que el grosor le impide alcanzar la condición etérea que advertimos en las esculturas de alambre de su actual la exposición.

En esa exposición se advierte que la delgadez del alambre otorga a las esculturas de una suerte de fragilidad conmovedora, al punto de ver cómo los aros se transforman en grafías aladas que flotan en el aire. Contrariamente, en la escultura de Abandoibarra las líneas resultan nítidas y sumamente acertada la dimensión elegida; sin embargo, se echa en falta la conmovedora fragilidad que produce el alambre de reducidísimo/filiforme espesor...

Se puede expresarlo en términos de gravitación. Esto es, cuanto menos grosor se utilice más capacidad de vuelo posee cada una de esas esculturas; en cambio, con el advenimiento de un mayor grosor es como si se sometiera a las esculturas a un cierto grado de pesantez, impidiendo con ello cualquier atisbo de vuelo.

Los dibujos exhibidos pueden valer como estudios para sus esculturas, aunque no tanto para los espectadores. El dibujo es la idea como generadora de proyectos, en tanto las esculturas son realidades conclusivas.

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