El reto socialista en la costa andaluza
El PSOE pretende recuperar terreno en los municipios costeros del sur, donde ha perdido el 20% de votos desde 1983
La fortaleza electoral del PSOE en Andalucía, comunidad en la que ha ganado todas las convocatorias celebradas desde la restauración de la democracia tras la muerte de Franco, tiene también su talón de Aquiles, y muy marcado, en los municipios costeros, justamente aquellos que se vienen comportando con mayor dinamismo social. El intenso proceso de expansión económica y demográfica que el litoral andaluz experimenta en los últimos años ha ido aparejado en lo político de una progresiva pérdida de votos socialistas, especialmente evidente en los comicios municipales. En casos como las provincias de Cádiz y Málaga puede considerarse toda una sangría, pues los apoyos obtenidos en las últimas elecciones locales rondan los 20 puntos de diferencia respecto a las de 1983.
En el conjunto de los 61 municipios costeros, el PSOE de Andalucía obtuvo en las municipales de 1999 un 12,3% menos de votos que en las celebradas 16 años atrás. En 1983, la mitad de los electores de las costas de Málaga (14 ayuntamientos) y Cádiz (16 municipios) votaron socialista, pero hace cuatro años estas proporciones descendieron hasta el 31,8% en Cádiz y el 28,5% en Málaga, aunque en ninguno de los dos casos el PP consiguió rebasar al PSOE.
Los datos evidencian que los partidos de izquierda han sido incapaces de adaptar sus mensajes, sus programas e incluso sus candidatos a las exigencias que impone la transformación sociológica que ha experimentado el litoral andaluz. Lo reconoce con claridad el secretario de Ciudades y Política Municipal del PSOE andaluz, Salvador Pendón, quien admite: "No hay que hacer artificios para justificar lo injustificable; cuando un partido deja de ser mayoritario está claro que hay proyectos agotados y que los gobiernos no han sido adecuados o no han sido percibidos como tales por los ciudadanos".
Un repaso al panorama actual de los gobiernos municipales ofrece una aparente hegemonía del PSOE, ya que dispone de 26 de las 61 alcaldías costeras, cinco más que el PP. El Partido Andalucista (PA) gobierna en cuatro municipios; Izquierda Unida (IU) y el Grupo Independiente Liberal (GIL), en dos, y las cinco restantes alcaldías están en manos de formaciones independientes. Pero la realidad es mucho más cruda para los socialistas si se consideran los municipios más poblados y los de mayor dinamismo económico. El elemento urbano parece determinante, ya que 18 de esas 26 alcaldías se localizan en poblaciones con menos de 20.000 habitantes, en su mayoría de las provincias de Huelva y Granada, y con marcado carácter y estructura rural.
En los municipios costeros de estas provincias, el PSOE aún mantuvo en 1999 su umbral de votos entre el 45% y el 43%, respectivamente, unos siete puntos menos que en 1983. El contraste tiene un ejemplo muy indicativo en Almería, provincia donde, en conjunto, el PSOE fue votado por el 40% del electorado en 1999, pero el PP ganó en las tres principales aglomeraciones, en la capital con mayoría simple, y en El Ejido y en Roquetas, con absoluta.
Tres de las cuatro capitales de provincia litorales (Málaga, Cádiz y Huelva) están gobernadas por el PP con holgadas mayorías absolutas, en tanto que en Almería gobierna el PSOE gracias a un pacto con IU. De las cuatro capitales de interior, el PP sólo gobierna Jaén. En las 11 ciudades costeras restantes que superan los 50.000 habitantes, el PP dispone de cinco alcaldías (El Ejido, Roquetas, Fuengirola, La Línea de la Concepción y Sanlúcar de Barrameda), y el PSOE, de tres (Motril, Vélez Málaga y Chiclana). El PA gobierna en San Fernando; el GIL, en Marbella, y otro grupo independiente, en El Puerto de Santamaría.
Los 61 municipios costeros apenas representan el 8% de los 771 ayuntamientos de Andalucía y sólo ocupan el 10% de la superficie total de la comunidad, pero en ellos se concentra ya más de una tercera parte de la población y se genera una proporción similar del PIB regional. Pero la litoralización de Andalucía es un fenómeno reciente. Hasta la mitad del siglo XX, la costa tenía un escaso peso en la economía regional, pero sus condiciones naturales han acabado por brindar las mejores oportunidades de desarrollo, especialmente para el turismo y la construcción, los principales pilares de la economía andaluza, pero también para otros sectores de gran dinamismo como la agricultura intensiva (cultivos bajo plásticos de Almería, y de frutas y flores en la costa Atlántica) o la industria pesada en el entorno de los principales puertos (polos químicos de Huelva y de las bahías de Algeciras y Cádiz).
Según el responsable de política municipal del PSOE andaluz, hay que atribuir la merma de votos socialistas "no tanto a la incapacidad de gobernar, sino a la incapacidad para detectar la nueva situación, las consecuencias de un crecimiento de aluvión con importantes sectores de la población, no tan vinculados ya a la tierra, que exigen respuestas inmediatas a las necesidades que requiere el fuerte dinamismo económico". Pendón asegura que la situación del PSOE en la costa andaluza exigía una "una catarsis" y por ello el litoral ha sido marcado como uno de los objetivos prioritarios de los socialistas para el 25-M, para lo que hace más de un año creó equipos específicos de trabajo para hacer diagnóstico y elaborar recetas eficaces.
También el PP hace examen de conciencia, porque su acceso al poder en muchos municipios tiene más que ver con la sangría de voto socialista que con la fuerza de su propio impulso. Su ascenso no es ni mucho menos proporcional a la merma del PSOE. En los municipios costeros de Almería, el PP ha elevado 18 puntos su umbral de voto desde 1983, pero en las restantes provincias su ascenso oscila entre los cinco puntos de Huelva y los nueve de Málaga, Cádiz y Granada, con un techo que no sobrepasa el 33%. El diputado autonómico del PP Juan Ramón Casero admite que ha habido un "vacío de liderazgo político tanto en el PP como en el PSOE" .
Y en su opinión, de ello se han aprovechado "formaciones localistas, con métodos y formas heterodoxas e intereses muy localistas que han sabido dar respuestas más eficaces". Generalmente, estos intereses son urbanísticos.
El atractivo localista
En la costa andaluza han proliferado numerosos partidos independientes que gobiernan o han gobernado municipios importantes y de los que el Grupo Independiente Liberal (GIL) es el caso paradigmático. Juan Ramón Casero admite que por el comportamiento electoral en generales y autonómicas, a las que estas formaciones no suelen concurrir, se deduce que gran parte de este electorado está en la órbita ideológica del PP, pero asume, como Salvador Pendón, la incapacidad de dar esas "respuestas inmediatas a nuevas situaciones". Casero atribuye la popularidad de la que gozó el partido de Jesús Gil cuando éste ganó la alcaldía de Marbella al "lavado de cara" que le dio a la ciudad, "cambiando farolas y mobiliario urbano, creando más zonas ajardinadas y cuidando la limpieza y la seguridad. Ha vivido sólo de eso, algo muy sencillo que otros no fuimos capaces de hacer".
La presencia de estas formaciones de tinte localista es especialmente significativa en las provincias de Cádiz y Málaga. El 21% del electorado de los municipios costeros malagueños optó en las municipales de 1999 por una formación independiente, apenas seis puntos por debajo de los resultados cosechados por los dos grandes partidos. Y en la suma de los municipios costeros de Cádiz, el voto independiente (21,4%) superó incluso al PP (20,7%).
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