El petróleo pierde poder
La vuelta del crudo iraquí supondrá una caída de precios
A pesar de que Irak tardará todavía varios meses en recuperar los 2,5 millones de barriles de petróleo diarios (mbp) que producía con anterioridad al conflicto bélico, es presumible que en un par de años esté lanzando al mercado hasta 6 mbp, convirtiéndose de esta forma en el segundo mayor productor, por detrás de Arabia Saudí. Esta cifra supondría, según las cuotas recientemente aprobadas, un incremento de casi el 25% del total de la oferta diaria de la OPEP, con el consiguiente impacto en el precio del barril.
Aunque la vuelta del país iraquí al mercado del petróleo podría ser compensada por una reducción de la producción de los otros 10 miembros del cartel, son varias las ocasiones en las que ha quedado patente la dificultad de una estructura como ésta para evitar desplomes en la cotización del crudo. La necesaria cooperación de todos los miembros, asumiendo sacrificios para conseguir mayores precios, no se produce al desconfiar del seguimiento del resto de productores.
Conviene eliminar la volatilidad en el mercado del petróleo y garantizar la estabilidad del barril dentro del rango objetivo de la OPEP
En consecuencia, a medida que este país vaya recuperando no sólo los niveles de extracción anteriores a la guerra, sino también su potencial, se generará presumiblemente una presión a la baja sobre la cotización del petróleo derivada, por un lado, de la mayor oferta (suponiendo la demanda constante) y de la mayor suspicacia del resto de miembros del cartel. No es probable, por tanto, que a medio plazo se pueda volver a observar un barril por encima de los 30 dólares, ante la pérdida de capacidad de fijación de precios de la OPEP.
En el corto plazo, hay dos factores adicionales que condicionarán el comportamiento del mercado y que asimismo permiten pensar que la cotización se mantendrá cercana al límite inferior del rango objetivo (22-28 dólares). Por un lado, la OPEP está produciendo 27 mbp, lo que supone 2 mbp más que a finales del pasado año. Por otro, la fase de estancamiento económico deriva en una minoración de la demanda mundial de crudo (también factores estacionales propician un menor consumo). Y el reciente acuerdo del cartel, en el que tan sólo se compromete a cumplir las cuotas, carece, ya desde el inicio, de credibilidad. Muestra de esta falta de equilibrio entre oferta y demanda es la reciente evolución del precio, que en algo más de un mes ha cedido 6 dólares, hasta situarse en la cota de los 24 dólares. La evolución de las cotizaciones bursátiles de las principales compañías del sector son una muestra más de la percepción generalizada en el mercado de que no es previsible un repunte en el precio del barril. Desde los niveles máximos del barril del 10 de marzo, el Eurostoxx se ha revalorizado un 16%, mientras que el sector energía es el que peor evolución muestra, con apenas un alza del 2,5%. Tampoco es posible (ni deseable) una fuerte caída en la cotización del crudo, ya que podría traducirse en problemas financieros para los países productores y generar inestabilidad adicional en algunos de ellos.
En definitiva, es conveniente eliminar la volatilidad en el mercado del petróleo y garantizar la estabilidad del barril dentro del rango objetivo de la OPEP. Cotizaciones de 25 dólares son lo suficientemente altas como para garantizar la rentabilidad de los productores y, al mismo tiempo, no ponen en peligro el crecimiento económico ni suponen presiones inflacionistas. Un precio por debajo de los 30 dólares es una condición necesaria, pero no suficiente, para la recuperación.
David Cano Martínez es socio de Analistas Financieros Internacionales.
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