El catalán retrocede en la región de Barcelona y crece el bilingüismo
Una de cada dos personas considera el castellano como su lengua
El castellano es la lengua predominante en la ciudad de Barcelona y todavía lo es más en la primera corona metropolitana. En el conjunto de la provincia de Barcelona, el castellano se habla en el 56% de los hogares, frente al 35% en que se habla catalán. Pese a que en los últimos años ha mejorado el grado de conocimiento del catalán, su uso social retrocede en favor del bilingüismo. Las nuevas oleadas de inmigrantes y la persistencia del uso del castellano como lengua familiar entre los descendientes de los que llegaron en la década de 1960 explican esta evolución.
La situación lingüística es una de las cuestiones por las que se inquiere en la Encuesta de la Región de Barcelona, que se presentó ayer. Se trata de un análisis de la realidad social de los 7.700 kilómetros cuadrados de la provincia de Barcelona, en los que viven 4,6 millones de personas. El estudio analiza también la situación laboral, de la vivienda, la movilidad, los modelos familiares y los hábitos de ocio, cultura o consumo, entre otros. Se trata de un trabajo elaborado por encargo de la Diputación de Barcelona y el Área Metropolitana a un equipo de profesionales dirigidos por el sociólogo Salvador Giner. Para ello se han realizado 6.830 entrevistas en 310 municipios diferentes. La edición presentada ayer es la cuarta de una serie que se inició en 1985 y que muestra la evolución de los diferentes parámetros.
La encuesta revela que el castellano sigue siendo la lengua mayoritaria, ya que la usa habitualmente el 56,1% de los ciudadanos, frente al 29,8% que se expresan en catalán, aunque con una ligera tendencia al retroceso frente a quienes utilizan indistintamente ambas lenguas. De hecho, si en 1985 sólo el 2,4% de los encuestados se consideraba bilingüe, ahora ya es el 13,5%.
Es en las generaciones jóvenes donde tiende a disminuir la proporción de quienes consideran el catalán como su lengua propia, y aumenta el bilingüismo. La familia sigue siendo el principal condicionante del uso social del idioma ya que la lengua de los padres suele ser la predominante. El catalán se habla en el 35% de los hogares y el castellano en el 56%. Se podría llegar a la conclusión de que el sistema educativo de la Generalitat ha conseguido que el conocimiento del catalán haya progresado de forma espectacular, pero no su uso social, algo que parece escaparse de las dinámicas de las políticas lingüísticas. La encuesta señala que casi la mitad de la población puede escribir y hablar el catalán, mientras que una cuarta parte no lo habla. Pero las proporciones varían significativamente en función de la edad. Son los jóvenes de entre 18 y 25 años quienes mejor conocen el catalán.
También se observan diferencias de tipo territorial. Así, el conocimiento del catalán es mayor en la ciudad de Barcelona y en la segunda corona metropolitana, y menor en la primera corona, que aparece mucho más castellanizada. El estudio concluye que el catalán se encuentra ahora frente a dos retos: el diferente nivel de catalanización según el territorio y la inmigración. Los autores sostienen que la expansión urbana contribuye a la "castellanización" y que el prestigio del catalán se circunscribe a las clases medias.
El estudio señala que la nueva inmigración tiene al castellano como lengua propia y refuerza, por tanto, el uso social de esta lengua, con lo que plantea "la duda de si la lengua catalana tendrá la base suficiente para mantenerse como lenga propia de una parte importante de la población".
El nivel de estudios de los habitantes de la provincia de Barcelona continúa aumentando, pero persisten las diferencias territoriales. El informe concluye que no se está consiguiendo el objetivo de la igualdad en las oportunidades educativas. Por ejemplo, el 70% de la población de entre 26 y 35 años con estudios universitaros finalizados son hijos de padres que ya tienen también alto nivel de estudios. Pero en este ámbito los datos positivos predominan sobre los negativos en ambos sexos. Así, se ha pasado del 29,3% de hombres sin estudios en 1985 al 10,5% en 2000. En el caso de las mujeres, la proporción ha pasado del 40,9% al 19,1%. Pero son las mujeres las que han dado un mayor salto en su nivel de estudios. Si en 1985 el porcentaje de las que habían acabado una carrera universitaria era del 6,8%, en 2000 subió al 13,9%. Entre los hombres también aumentó, pero menos: del 12,1% al 15,6%.
Más movilidad
Cada vez son más las personas que trabajan en un lugar distinto del que residen. La encuesta indica que sólo una de cada dos personas trabaja en el municipio en el que reside. Barcelona es la ciudad que tiene un nivel más alto de autocontención -el 76%- y el menor corresponde en las localidades de la primera corona. "Esto es preocupante porque supone la ocupación masiva del territorio y un incremento de las necesidades de movilidad", subrayaba ayer el sociólogo Salvador Giner, uno de los autores de la encuesta. El alcalde de Barcelona, Joan Clos, añadió que realidades como esa demuestran la necesidad de un gobierno metropolitano. Los cambios territoriales son fuertes y empieza a predominar la tendencia de la dispersión de la población y el crecimiento bastante desordenado de los pequeños municipios.
Varias cuestiones influyen en esa dispersión por el territorio, desde la diversificación del trabajo hasta el encarecimiento de la vivienda, un fenómeno generalizado en todos los núcleos urbanos de la región metropolitana. La falta de una buena red de transporte público comporta que el coche privado sea el medio utilizado en la mitad de los desplazamientos. En los últimos años se ha producido un mayor uso del transporte público en los desplazamientos que tienen Barcelona como ciudad de origen o destino. Pero el vehículo privado se impone absolutamente en los viajes dentro de cada corona metropolitana y entre ellas.
El estudio indica que el tiempo medio de desplazamiento necesario para llegar al puesto de trabajo es de 22 minutos, lo cual indica que un porcentaje muy alto de ciudadanos invierte una considerable cantidad de tiempo en traslados obligatorios. En Barcelona es donde se producen más desplazamientos a pie. El incremento de la movilidad no sólo se debe a motivos laborales. También aumenta por razones de compra y de ocio. Barcelona se mantiene como el principal núcleo de atracción de esta movilidad, pero cada vez aparecen con más fuerza otros polos de atracción.
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