Tonto
Señor presidente del Gobierno: formo parte de eso a lo que usted se viene refiriendo despectivamente como "la coalición Llamazares-Zapatero", y no porque pertenezca a ninguna de esas formaciones políticas, sino porque he coincidido con su gente en las manifestaciones contra una guerra cruel, injusta, obscena e idiota que usted ha patrocinado hasta el delirio. Me considero, pues, damnificado por los insultos que dirige continuamente a esa "coalición". ¿Qué es eso de que para mí no sería una buena noticia el final de la matanza? Pero si yo no la quise. Eran usted y su ministra de Exteriores quienes en las reuniones internacionales, ¿lo ha olvidado?, se manifestaban con una violencia tal que el mismísimo Rumsfeld parecía, por contraste, una monjita. Fue usted el que viajó a las Azores mientras yo decía no, no, no, perseguido por su policía de usted con una furia incomprensible. Vea los vídeos.
Durante todas estas semanas he tenido que descuidar mis ocupaciones, mi trabajo, mis rutinas para colaborar en la denuncia de ese disparate cuyo fin, ahora, resulta que sería una pésima noticia para mí. Señor presidente, he visto a mis ancianos padres jugándose su estructura ósea de cristal detrás de una pancarta y a mis hijos abandonar el colegio para gritar que no, que no, que no. ¿Y qué iba a hacer? ¿Obligarles a acudir a clase de biología cuando había tanta gente a punto de perder la vida? ¿Decirles que prepararan el examen de gramática, cuando vivíamos sin sintaxis? ¿Con qué cara viene usted a decirme que yo disfrutaba con la guerra?
Creo que los ciudadanos deben un respeto a las autoridades políticas de su país, aunque no las hayan votado. Pero ese respeto deber ser mutuo. Permítame por tanto, ya que ha sido usted el que ha roto las reglas del juego, y si insiste en tacharme de radical, de extremista y de perverso, permítame, presidente, que le diga que es usted un tonto. Y mi afirmación sobre usted, al contrario de las suyas sobre mí, está documentada. Pasará a la historia como el tonto de las Azores porque era el único de aquel trío infausto que se encontraba allí por hacer bulto. Estoy, por cortesía, dispuesto a retirar estas palabras, pero sólo cuando usted retire las suyas. Suyo afectísimo.
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