Alain Resnais rueda una opereta de los años 30
Alain Resnais ha llevado a la pantalla textos de Marguerite Duras o Jorge Semprún, se ha interesado por la memoria y por los progresos de la ciencia, ha hecho cine dentro del cine, ha filmado teatro u ópera, ha hecho cantar a sus personajes y se ha creado una sólida reputación de autor difícil pese a que él asegura ser tan sólo un profesional de la puesta en escena. A los 82 años, y después del éxito enorme obtenido en Francia con On connait la chanson, Resnais vuelve a dirigir, rodeado de algunos actores que forman parte de su paisaje habitual -Sabine Azema, Pierre Arditi o Lambert Wilson- y otros que se suman a la troupe: Audrey Tautou, Darry Cowl, Daniel Prevost e Isabelle Nanty. El rodaje transcurre en estudio, a 30 kilómetros de París, y su historia es la de una opereta conocida de los años treinta: Pas sur la bouche.
"Tenía que rodar una historia en Bretaña, a partir de un guión de Michel Le Bris, pero el proyecto se retrasó y entonces decidí coger algo que ya estuviese escrito, que sólo necesitase de un realizador. Fui a la biblioteca, me fotocopié cinco libretos de opereta y escogí Pas sur la bouche. Y aquí estamos", concluye Resnais. La opereta, como la comedia de bulevar de entreguerras, es una de las pasiones de Resnais. En 1986 ya hizo Mélo. Ahora, Pas sur la bouche es un libreto de André Barde musicado por Maurice Yvain. "Este último es quien exportó el modelo de comedia francesa a Broadway. Era muy buen músico, sin ambiciones fuera de lugar. Tocaba el piano para Chevalier o Mistinguet. Tenía sentido del ritmo, orquestaba con talento y, con una gran economía de medios, ponía en pie obras divertidas y de sátira social".
Decorados
A Resnais le encanta trabajar con decorados que no ocultan su condición de tales, tal y como evidenció en Providence (1976) o La vie est un roman (1983), pero también como ya pusiera de manifiesto en L'année dernière à Marienbad (1961), cuando se sirvió de manera expresionista de los salones de un balneario. En el estudio se siente cómodo y antes de empezar a rodar hace ensayar incansablemente a los actores. "Hay que lograr que hagan sus movimientos y digan sus frases en la mitad de tiempo, que todo vaya deprisa, a la manera de Lubitsch". Bajo su aparente ligereza, la obra cuenta la ascensión social de una banda de arribistas, de chicas casquivanas y de burgueses.
"Resnais coge una opereta y le da la vuelta como a un guante. Habrá baile, pero la danza será macabra", explicaba el operador Renato Berta al diario Libération. En Mélo, historia de un trivial triángulo, la risa también se helaba en los labios, y en On connait la chanson todos los estados de ánimo de personas con problemas inmobiliarios eran expresados a través de canciones populares y el resultado era cómico y patético a un tiempo. El estreno de Pas sur la bouche, cantada por los propios intérpretes, está previsto para noviembre.
Babelia
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