Salto de página a pantalla
Procede El lápiz del carpintero de un libro de Manuel Rivas, un verdadero libro. Se perciben de su origen literario en la pantalla enunciados de sucesos, ecos de palabras, pero sólo eso. Se quieren representar los acontecimientos que el libro cuenta, pero la sucesión de los sucesos no llega a ser representación, ni se produce en pantalla recreación viva del libro, sino traducción mecánica de su peripecia.
No hay realización del filme. Hay en su duración un añadido de tomas engarzadas que no consigue convertirse en secuencia, en articulación de lenguaje cinematográfico. No hay salto de la página a la pantalla, porque, al faltar esa articulación, no hay creación de tiempo secuencial, de música visual. Y todo queda en un transcurso mecánico, no en una duración orgánica de los sucesos y su entramado.
EL LÁPIZ DEL CARPINTERO
Dirección: Antón Reixa. Guión: Xose Morais y Antón Reixa.
Intérpretes: Tristán Ulloa, María Adánez, Luis Tosar,
Nancho Novo, María Pujalte, Manuel Manquiña y Anne Igartiburu.
Género: Drama. Duración: 106 minutos.
Hay impericia, desconocimiento del manejo del lenguaje fílmico, en la dirección del filme. Antón Reixa hace (o no impide, es lo mismo) que los actores cuya composición quiere articular nos den sus personajes de una vez, volcando de golpe en la pantalla a sus personajes. Esto impide que éstos se nos den gradualmente y que, al no avanzar, se hagan fuente de arrastre emocional. Y esto es particularmente evidente en el caso -que es medular, pero otro tanto cabe decir del resto de las composiciones- del personaje de Luis Tosar, actor que ha mostrado otras veces que puede dosificar con precisión sus composiciones. La escisión de su personaje, su quiebra interior, sobre la que gira toda la historia, está toda entera visible en su primera o primeras apariciones, por lo que el eje del relato al mostrarse se vacía y pierde enigma, misterio, violencia, identidad, fuerza.
El filme está bien hecho en el sentido de fabricado, tiene el brillo de esmero en todos los aspectos mecánicos y ornamentales, o adjetivos, pero en lo sustantivo, en lo medular, falla, no es creíble, no funciona y, aunque argumentalmente se estén manejando sucesos vibrantes, no eleva, crea apatía.
Babelia
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