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Las protestas vuelven a las calles de Argentina días antes de las elecciones

La represión policial contra unos trabajadores se salda con 100 detenidos y 40 heridos

La paz social que el Gobierno de transición argentino ha mantenido a duras penas en los últimos meses saltó por los aires la noche del martes en Buenos Aires, cuando fuerzas policiales reprimieron con extrema dureza a grupos de trabajadores que intentaban tomar una fábrica apoyados por militantes de organizaciones de izquierda. Más de 100 detenidos y 40 heridos es el resultado de la batalla campal que duró varias horas. Faltan cuatro días para las elecciones. Los incidentes se trasladaron ayer al segundo aeropuerto de la ciudad, Jorge Newbery, cuando trabajadores de la línea aérea LAPA ocuparon una de las pistas e impidieron el despegue y aterrizaje de los aviones.

El conflicto de la empresa textil Brukman arranca el 18 de diciembre de 2001, dos días antes de la dimisión del ex presidente Fernando de la Rúa, cuando 56 trabajadores de los 115 de la plantilla tomaron la fábrica, cuyos dueños habían declarado suspensión de pagos. Desde entonces, los trabajadores manejaban la empresa. Los propietarios iniciaron una causa judicial por usurpación, aceptada por los tribunales. En marzo y noviembre de 2002, la policía desalojó a los empleados, que lograron ocupar nuevamente las instalaciones y continuar la producción. La tercera y última acción policial se produjo el viernes, por orden de la Cámara de Apelaciones, que estableció que no podía permitirse "una ocupación ilegal, un despojo".

El enfrentamiento era una crónica anunciada desde que los trabajadores prepararon una marcha con apoyo de organizaciones de piqueteros (desocupados) para retomar la fábrica. Ayer, representantes de la empresa y los trabajadores trataban de llegar a un acuerdo.

Lo sucedido en el barrio de Balvanera pone de relieve la fragilidad de la situación social argentina, contenida por el Gobierno de Eduardo Duhalde tras el clima de violencia generalizada que rodeó a la caída de De la Rúa. Y muestra, una vez más, la incapacidad de la policía de mantener el orden sin un uso desmesurado de la represión. La ocupación, expropiación o recuperación, según los distintos criterios, de empresas improductivas comenzó en Argentina en los noventa en la provincia de Santa Fe, en talleres y cooperativas ferroviarios. El objetivo era ocupar, producir y resistir el desempleo.

En abril de 2001, en plena recesión, se constituyó el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. Actualmente agrupa a 160 empresas, pequeñas en su mayoría, diseminadas en nueve provincias. "Como ni los partidos políticos, ni los sindicatos ni el Gobierno nos representan, decidimos crear el movimiento para ser solidarios con los otros trabajadores que estaban en la misma situación y negociar con el Estado", dice José Abelli, fundador del movimiento. En muchas de las empresas tomadas se han registrado incidentes con la policía.

Más allá de las consignas, las cifras dibujan un panorama poco alentador para el próximo presidente. El desempleo alcanza el 17,8% en los 31 núcleos urbanos más importantes; los pobres superan el 57% y los indigentes, el 27%. Para contrarrestar las cifras alarmantes, el Gobierno puso en marcha en abril de 2002 un plan de subsidios, que beneficia a 2,1 millones de personas, el doble de los que recibían el subsidio un año antes. Los desocupados con hijos menores de 18 años reciben 150 pesos mensuales (unos 50 euros). Aunque cueste creerlo en Argentina hay hambre, y hoy muchos electores ven y oyen a candidatos como el ex presidente Carlos Menem prometiendo dos raciones diarias de comida para cada familia.

Las cifras del Gobierno

El Gobierno que se va asegura que la situación mejora ("hemos salido de terapia intensiva, pero hay que tener cuidado", según Duhalde) y anuncia con satisfacción que la actividad industrial de marzo creció el 21,4% en relación al mismo periodo del año anterior y un 1,6% respecto a febrero pasado.

Los datos del Estimador Mensual Industrial (EMI), difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, muestran cuatro trimestres consecutivos con saldo positivo, que el Gobierno interpreta como el fin de la recesión, ya que la industria manufacturera es la que impulsa el crecimiento. La mejora de los indicadores tiene que ir acompañada de un relanzamiento del crédito para el sector privado, y que el Banco Central no tenga una política tan restrictiva, señalan algunos analistas. Para ello, es imprescindible una reforma del sistema bancario tras los devastadores efectos de la congelación de depósitos y la devaluación.

Con éstas y otras exigencias bajo el brazo llegará a Buenos Aires el lunes una delegación del FMI, para revisar el acuerdo con Argentina.

La policía argentina dispara pelotas de goma a los trabajadores de la fábrica Brukman, en Buenos Aires.
La policía argentina dispara pelotas de goma a los trabajadores de la fábrica Brukman, en Buenos Aires.EFE

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