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Carod afirma que Cataluña necesita de los hijos de inmigrantes para alcanzar su proyecto nacional

El líder de ERC apuesta por implicar a las nuevas generaciones en el liderazgo político

Cataluña nunca podrá aspirar a un auténtico proyecto "nacional" sin la implicación en la vida política y económica catalana de las nuevas generaciones surgidas de la gran oleada de inmigrantes castellanohablantes de la década de los cincuenta. El secretario general de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod Rovira, denunció ayer la barrera con la que se ha topado este colectivo en Cataluña para prosperar en los más altos niveles políticos y económicos, copados, en su opinión, por los catalanes de siempre, los de "estirpe antigua y linaje acreditado".

En una conferencia pronunciada en el Colegio de Periodistas titulada La hora de Cataluña, nuevos horizontes para el siglo XXI, Carod Rovira abogó por iniciar en octubre una legislatura preparatoria para que Cataluña pueda alcanzar sus aspiraciones nacionales y no "cuatro años limitados a la inmediatez y al provincianismo" que, a su entender, han practicado los gobiernos de Convergència i Unió.

Alcanzar esta meta, según el dirigente republicano, nunca será posible sin la participación activa en la dirección política y económica catalana de los "hijos de la antigua inmigración de la posguerra" que se instalaron en Cataluña. "El cambio político en este país no será tal si no comporta también un cambio de clase social", advirtió Carod, y añadió: "Quienes mandan de verdad pertenecen a un sector de la sociedad catalana minoritario (...), a los sectores de siempre, que llegan ya fatigados y sin ambición".

Para conseguir la imbricación de estas generaciones, Carod apostó primero por "dejarlas de tratar como forasteras" y facilitarles el aprendizaje del catalán. Este objetivo, dijo, sólo será posible si el uso del catalán deja de tener "una carga política, reivindicativa o simbólica" y se convierte en "instrumento de cohesión". En este punto, reprochó a los gobiernos de CiU "un exceso de dejadez, indiferencia y desinterés por la política lingüística", hasta el punto de que el catalán sea percibido como una lengua "obligatoria, impuesta, forzada, antipática, poco atractiva y escasamente útil".

El secretario general de ERC defendió una política lingüística de carácter "transversal" que implique medidas sociales efectivas, con el consiguiente incremento de la calidad de vida de los catalanes. Para Carod, "la satisfacción de las necesidades básicas de la gente es previa a toda lealtad lingüística o a cualquier conciencia nacional".

Carod respaldó un nacionalismo y un "proyecto nacional" de carácter "integrador, no excluyente y discriminatorio", y sobre todo respetuoso con los que, "sintiéndose catalanes, también quieren preservar su otra identidad". Para ello, advirtió de la necesidad de "aumentar y diversificar el repetorio de símbolos comunes y hallar nuevos referentes nacionales".

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