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Columna
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¿Por qué?

El Gobierno ha creado una brigada político-social para investigar a las personas que, habiendo asistido a las manifestaciones de protesta contra el genocidio perpetrado en Irak, no rechazan públicamente cada una de las barbaridades que se producen a diario en el universo mundo. O sea, que si usted ha sido visto o fotografiado en alguna concentración a favor del pueblo iraquí, usted está obligado a no perderse ya ni las reuniones de vecinos de su comunidad, bajo la amenaza de ser denunciado por flagrante contradicción y ridiculizado en un mitin del PP con la chispeante ironía que caracteriza a Aznar, a Oreja o al detestable Arenas.

Pero usted no se deje intimidar. Cuando le acusen de haber estado en contra de la guerra por motivos espurios (qué rayos querrá decir espurio), diga que sí, que es su carácter, pero que lo importante no es por qué estuvo usted en contra, sino por qué estuvo el PP a favor. Nosotros no le vamos a pedir a Aznar que declare la guerra a todas las dictaduras para demostrar que de verdad odia a los tiranos; ni que en una demostración de coherencia extrema como la que él nos exige derribe las estatuas de Franco que aún ensucian nuestras calles; ni que se deshaga de Fraga Iribarne, el verdugo dilecto de aquel criminal tan parecido a Sadam Husein; ni siquiera le vamos a pedir que ordene la demolición de la cruz del Valle de los Caídos, símbolo ignominioso de la dictadura levantado sobre los huesos de cientos de demócratas...

Nada de eso. Asumimos que Aznar es un hombre limitado y que no puede derribar los monumentos de Sadam y los de Franco al mismo tiempo, ni condenar con efectos retroactivos los fusilamientos con los que su caudillo se despidió de la vida proporcionando modelos de despedida a colegas como Fidel Castro. Pero sí le vamos a exigir, y no dejaremos de hacerlo mientras nos queden fuerzas, que explique por qué nos metió en esta locura cuyo horror resulta insoportable hasta en los telediarios de La Primera. Allí donde colocan una cámara hay un niño carbonizado, una adolescente sin ojos, una familia rota, un museo expoliado. Y todavía no sabemos por qué, por qué, por qué. ¿Por qué?

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