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PANTALLA INTERNACIONAL

Mel Gibson vive las últimas horas de Jesucristo en 'La Pasión'

El actor australiano concluye en Roma el filme en arameo y latín

Los que no soportaron la violencia y el guión algo simplista de su Braveheart pueden tachar ya de sus mentes La Pasión, nueva película, todavía en fase de realización, de Mel Gibson. Un relato fiel y realista, según su director, de las últimas horas de Jesucristo. Una especie de auto sacramental pasado por Hollywood (aunque ha sido rodado enteramente en Italia) que recrea las dolorosas circunstancias y la brutalidad que caracterizó el final de Jesús de Nazaret. Para dar mayor realismo al filme, o para concentrar mejor a los espectadores en las imágenes, La Pasión está rodada en latín y arameo, y será proyectada sin subtítulos de ninguna clase.

La filmografía sobre Jesucristo es muy extensa, pero Gibson no salva, al parecer, ninguna de estas cintas. "O son inexactas en la narración histórica, o tienen mala música, o son de mal gusto", ha confesado a la agencia de noticias católica Zenit, que le entrevistó mientras dirigía las tomas, asesorado por varios sacerdotes. Para el actor-director de origen australiano (aunque nació en Peekskill en el Estado de Nueva York en 1956), La Pasión representa la realización de uno de los mayores sueños de su vida. Un sueño que ha ido madurando a lo largo de los últimos 12 años, a medida que Gibson se embebía en la lectura de los Evangelios y se daba cuenta del enorme potencial emocional que encerraba esta historia. Armado con la Biblia, se ha lanzado a rodar con la seguridad de que la suya será la versión definitiva de la muerte de Cristo porque "narra lo que realmente pasó". Una pretensión algo exagerada si se tiene en cuenta que los Evangelios discrepan entre sí en no pocos pasajes.

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Inasequible a las críticas, Gibson, que se hizo famoso con la serie de filmes futurotremendistas Mad Max, antes de descubrir una vena patriótica que igual vale para un héroe independentista escocés (Braveheart) como para un luchador en la guerra de la Independencia americana (El Patriota), siempre con la "pérfida Albión" de enemiga, aborda ahora con la misma claridad de mente, dividiendo el mundo entre buenos y malos, un episodio clave en la historia de la humanidad. Después de todo, ha confesado, estamos hablando de héroes, y en ese terreno pocos igualan a Jesucristo. "No hay ninguna historia que tenga un héroe mayor que éste. Es la historia del amor más grande que se puede tener: dar la vida por alguien. La Pasión es la aventura más grande de la historia. Creo que es la mayor historia de amor de todos los tiempos. Dios que se hace hombre, y los hombres lo matan".

Dicen que en Cinecittà, la ciudad del cine construida por Mussolini a las afueras de Roma, no se había visto nunca nada igual. Con misa diaria en el plató para los centenares de extras, actores y técnicos y con un director, Gibson, y un actor principal, James Caviezel, compitiendo en amabilidad y actitud piadosa. Gibson, casado y padre de siete hijos, se ha confesado siempre católico militante, y Caviezel no se queda atrás. Según la revista L'Espresso, se ha paseado por el set repartiendo bendiciones casi, casi "poseído" por su personaje. En su haber había ya un gesto que da idea de que no es un tipo que se pliega fácilmente. Su negativa a interpretar una escena de sexo con la actriz Ashley Judd en la película High crimes, escudándose precisamente en su fe católica, causó sensación en Hollywood.

Director y actor principal se han llevado de maravilla en el plató, acordes los dos en el grado de realismo requerido por la película. Así que Caviezel (conocido por su interpretación en la Delgada línea roja, entre otros filmes) se ha dejado golpear y flagelar con infinita paciencia, envuelto en la túnica ocre de lana tosca diseñada por el figurinista Maurizio Millenotti. La prensa italiana ha alabado mucho la cualidad de los tejidos, hechos en telares manuales, y las tonalidades casi "pictóricas" de las túnicas, capas y uniformes que lucen los actores y extras: rojos rebajados de los uniformes romanos; negros, marrones tostados, ocres y blancos apagados de los miembros del Sanedrín y de otros comparsas. Un vestuario que presta a las escenas una atmósfera del todo creíble aunque no está inspirado en una iconografía de la época, por otra parte inexistente.

En La Pasión de Gibson intervienen, por cierto, los mismos extras que utilizó Martin Scorsese en Gangs of New York. Dos "dinastías" de comparsas que controlan este tipo de trabajo en Cinecittà, por sus buenos contactos con la industria local del cine. La participación italiana en el reparto se completa con un pequeño grupo de actores y con la bella Monica Belluci, obviamente en el papel de María Magdalena. A todos les impresionó el grado de compromiso religioso del director, que contrasta con el relativismo católico que impera en la ciudad del Papa.

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