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Reportaje:

A la conquista del castillo

El pueblo granadino de Zagra recupera su vieja fortaleza musulmana, en manos privadas hasta ahora

En el pueblo granadino de Zagra, a unos 70 kilómetros de la capital, sus habitantes acaban de reconquistar un castillo, una fortaleza musulmana del año 1271. No han tenido que hacer, como los Reyes Católicos en su tiempo, ni asedios, ni guerras ni batallas. Les han bastado unos años de tesón, un alcalde empecinado y 4.200 euros (700.000 pesetas) para recuperar el viejo castillo del pueblo, que alguien vendió a un particular hace treinta años, por 50.000 pesetas. Del castillo de Zagra apenas quedan unas ruinas, pero son unas ruinas con mucha historia. Ahora, los habitantes del pueblo han vuelto a hacerse con él.

Zagra, de 1.200 habitantes y hasta 1978 anejo de Loja, fue durante toda la época de Al-Ándalus una zona fronteriza entre musulmanes y cristianos, un frente de batalla. Allí, en el siglo XIII, Aben Alhamar, uno de los nombres más importantes de la dinastía nazarí, ordenó construir un castillo para defender el reino. Tras la caída de Alhama y de Loja, Zagra pasó a manos cristianas, como su castillo, que permaneció olvidado durante siglos, desmoronándose. Hace treinta años, alguna institución -aún no se sabe si fue el Gobierno central o el Ayuntamiento de Loja- decidió sacarlo a subasta. Ya sólo quedaban ruinas. Compró el terreno un vecino de Vitoria, que posteriormente lo vendió a otro.

"Por fin, después de mucho indagar a lo Paco Lobatón, dimos con el propietario para comprárselo", explica el alcalde del pueblo, José León Malagón, un alcalde del Partido Popular al que a partir de ahora podrán llamarle León el Conquistador, como él mismo bromea, por todas las gestiones que hizo para recuperar la fortaleza. "El día 7 de abril el dueño nos pasó las escrituras. El castillo ya es del pueblo otra vez". Por sus restos, la fortaleza muestra que, en sus tiempos de esplendor, debió ser impresionante. Son 3.200 metros cuadrados de superficie, con muros de piedra aún en pie y un paisaje imponente a sus pies.

"En el castillo aún puede verse una especie de asiento horadado en la piedra al que siempre llamamos el sillón de la reina", dice León. "También quedan los vestigios de un baño. Para los vecinos del pueblo, el castillo árabe tiene muchos recuerdos".

Las gestiones para localizar al propietario privado fueron duras. El alcalde de Zagra recuerda que fue gracias al esfuerzo de un funcionario de registro de Vitoria fue posible dar con el propietario. "Tuve que viajar hasta el País Vasco para solucionar todo el papeleo", dice. "Cuando el alcalde de Vitoria se enteró que un alcalde granadino iba hasta allí para comprar un castillo, decidió recibirme y hacerme unos regalos". La Reconquista, esta vez, no fue de norte a sur, sino de sur a norte.

Ahora, cuando se tramiten los diferentes expedientes administrativos, el Ayuntamiento de Zagra acometerá diferentes obras de restauración de la zona, ampliará un paseo hecho sobre una calzada romana que llega hasta allí y rodeará el lugar de jardines. También impedirá edificaciones en su alrededor. Por de pronto, ha decidido iluminar lo que puede ser el monumento del pueblo.

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"Durante todo este tipo", dice José León, "como era algo privado, no pudimos evitar que se construyeran viviendas pegadas a él. Ahora todo será tratado con mucho más respeto". Después de 30 años, Zagra vuelve a tener su fortaleza.

Un pueblo en los periódicos de medio mundo

Zagra, hasta no hace mucho un anejo de Loja, ha dado la vuelta a medio mundo en los titulares de los periódicos varias veces en los últimos cuatro o cinco años. Un pueblo que ni siquiera tiene indicaciones de dirección en la autovía A-92 pese a las reiteradas protestas de sus vecinos ha llegado a aparecer en las noticias de los informativos de Estados Unidos por varias anécdotas.

La primera de ellas sucedió hace cinco años, cuando la dirección general de la Guardia Civil anunció que cerraría el puesto que tenía el pueblo por falta de presupuesto. El alcalde, el popular José León, de 66 años, huérfano de la Guardia Civil, pidió entrevistarse con los responsables del instituto armado para que no se llevaran a la dotación del pueblo. En un momento de la conversación, llegó a decir que Zagra estaría dispuesto a costear de su bolsillo la construcción de una casa cuartel. Los mandos le tomaron la palabra. Él lo consultó con los vecinos y decidieron entre todos aportar 50.000 pesetas cada uno. Así llegaron a recaudar hasta 20 millones de pesetas. Se pusieron manos a la obra y, en un año, el pueblo tenía una flamante casa cuartel. Hasta tal punto llamaron la atención que el director general de la Guardia Civil Santiago López Valdivielso acudió hasta la localidad para poner la primera piedra y luego para inaugurar el centro. La casa cuartel tiene ahora cinco agentes permanentes.

No fue la única historia que llevó a Zagra a los titulares. Hace un par de años, el mismo alcalde, José León, proclamó un bando en el que prohibía a los vecinos ponerse enfermos durante los fines de semana. ¿La razón? Que los viernes, a partir de las 14.00 horas, el médico que atendía en el pueblo se marchaba de fin de semana y no regresaba hasta el lunes. Si algún habitante sufría un percance, había que llevarlo hasta Loja, atravesando en coche o en ambulancia veinte insufribles kilómetros de mala carretera. Desde entonces, José León dice que vive enfrentado con el consejero de Salud, Francisco Vallejo por la petición de un centro de salud para el pueblo, aparte del hospital recientemente abierto en Loja, que puede cubrir a todos los pueblos de la zona.

Entre la casa cuartel de la Guardia Civil y el bando prohibiendo enfermedades, León se ha convertido en un personaje peculiar, un maestro de escuela que reparte caramelos entre los niños del pueblo y que dice que quiere irse. Pero que no le dejan.

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