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Reportaje:

Compensaciones por el 'apartheid'

Demanda multimillonaria contra empresas que se lucraron en Suráfrica

El apartheid surafricano, sistema de segregación racial, se basó en una dura represión que costó la vida a miles de personas y que permitió el negocio de multinacionales que se beneficiaron de unas condiciones laborales degradantes. En ambos casos, ahora puede haber compensaciones multimillonarias.

Edward Fagan, el abogado que logró que varios bancos suizos y alemanes abonaran multimillonarias compensaciones a los supervivientes del Holocausto, va a llevar el caso de los supuestos abusos de las multinacionales. Fagan ya inició un proceso en nombre de cinco surafricanos contra bancos suizos. Ahora, su demanda incluye a instituciones financieras europeas y estadounidenses, y a empresas mineras surafricanas (Anglogold, DeBeers y la petroquímica Sasol). En breve se extenderá a las grandes multinacionales químicas DuPont, Bayer y Lille, acusadas de suministrar defoliantes a las Fuerzas Armadas surafricanas durante la guerra librada en Angola, Namibia y Mozambique. La demanda presentada en Estados Unidos exige una compensación de casi 6.000 millones de dólares (unos 5.700 millones de euros).

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Las multinacionales afectadas declinaron comentar su inclusión en la querella y no quisieron confirmar o desmentir si habían suministrado el agente naranja, uno de los defoliantes utilizados para destruir la vegetación en la selva. EE UU ya utilizó dicho agente en Vietnam.

"No hemos recibido comunicación legal sobre el asunto en ninguna parte del mundo", dijo Margaret Meyer, responsable de comunicaciones de Bayer en Suráfrica. En DuPont se negaron a hablar y en Lille remitieron la pregunta a su experto en litigios.

Fagan ha solicitado al Gobierno de Pretoria el nombramiento de un mediador aceptable para ambas partes con el fin de que el caso pueda resolverse sin llegar a juicio. Por si fracasa esa vía, el abogado trata de obtener los listados de empleados de las multinacionales que hicieron negocios en Suráfrica durante el apartheid, y que demostraría, a su entender, cómo se lucraron de la disparidad salarial existente. "Esas empresas tenían leyes laborales en sus países que prohibían este tipo de discriminación, y no las utilizaron. En cuanto obtenga los listados de pago, [esas multinacionales] están muertas".

A pesar de la dimensión que podría tener este proceso, el asunto aún no ha despertado el interés de la población surafricana. La realidad cotidiana se impone como una losa a cualquier esperanza: el 40% de la población activa se halla en paro y uno de cada cinco habitantes está infectado con el virus del sida. La posibilidad de ganar un juicio en EE UU, que obligase a bancos y empresas a crear un fondo, es una quimera. Una compensación específica por la violencia generada por el apartheid fue sugerida por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, presidida por el obispo y premio Nobel de la Paz Desmon Tutu, y que durante ocho años documentó la represión.

El presidente surafricano, Thabo Mbeki, deberá informar hoy al Parlamento sobre qué tipo de compensación se entregará a las víctimas de esta violencia. Su discurso incorporará alguna recomendación de la patronal: un impuesto excepcional sobre la riqueza, que se cobraría una sola vez, para financiar en parte las reparaciones a la población negra. El Gobierno ya ha entregado indemnizaciones a 18.000 surafricanos por valor de unos cinco millones de euros. "Rezamos por que nuestra nación considere los 3.000 millones de rands [353 millones de euros] que costarán las propuestas de la comisión", dijo Tutu al entregar la parte final del documento hace un mes en Pretoria. La comisión alertó de que "una amnistía sin compensaciones efectivas y un programa de rehabilitación serían una enorme injusticia".

El Gobierno tiene disponible un fondo de 900 millones de rands (106 millones de euros), mientras que un fondo voluntario creado por las grandes empresas en Suráfrica ha recibido hasta la fecha 800 millones de rands (94 millones de euros).

Edward Fagan discute con un policía durante un juicio en Austria por el accidente de un funicular, ocurrido en 2000.
Edward Fagan discute con un policía durante un juicio en Austria por el accidente de un funicular, ocurrido en 2000.AP

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