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Reportaje:

Una heroína de película

Mientras los informativos pierden audiencia, las cadenas de EE UU ya han elegido a la protagonista de sus telefilmes: la soldado Lynch

Las televisiones de Estados Unidos, empeñadas en convertir la guerra contra Irak en una simple suma de pequeños dramas personales y anécdotas patrióticas, han encontrado una heroína capaz de alimentar al gigante mediático con horas y horas de programación: la soldado Jessica Lynch. La NBC ya ha empezado a redactar el guión y planificar el rodaje de un telefilme sobre su rescate de un hospital iraquí de campaña en Nasiriya el pasado 1 de abril, mientras negocia el permiso de la familia y pelea con la CBS por los derechos. Paradójicamente, los informativos de las grandes cadenas han perdido audiencia -hasta un 15% los de la NBC- desde que empezó el conflicto, convertido en un gran reality show que los estadounidenses siguen más como un entretenimiento que como una noticia.

Dado que en EE UU las televisiones muestran las guerras como acontecimientos sin sangre, sin resistencia del enemigo, sin víctimas civiles y sin desgracias en el bando perdedor, el relato de la batalla se reduce a minúsculos retales de información insertados entre grandes melodramas personales. En esa angustia de los directivos de las televisiones por mantener el flujo de entretenimiento surgió el caso de Jessica Lynch, de 19 años, prisionera de guerra rescatada por tropas de operaciones especiales.

Su historia, que tiene indudable mérito militar, es perfecta para la cobertura aséptica y lacrimosa tan del gusto estadounidense. Capturada por el Ejército iraquí al comienzo de la guerra, la soldado fue rescatada en una operación siempre calificada de impecable, lo cual excluye cualquier interés por el número de iraquíes muertos durante el rescate.

No tan grave

Es verdad que Lynch estaba cautiva y herida, aunque no de tanta gravedad como exige la narración heroica que necesitaban los medios. Sus padres lo han intentado explicar varias veces, pero las televisiones pasan por encima de esos pequeños detalles porque no sirven rasguños y arañazos si lo que se quiere justificar es el valor épico de una historia.

La cara de Lynch, adorable y sonriente vestida con su gorra militar, ha ocupado, entre otras, la portada de Newsweek. Desde su rescate, las televisiones han transmitido cada rueda de prensa de la familia, cada análisis médico de su situación y cada traslado de la enferma, especialmente su llegada a Washington el pasado fin de semana.

La NBC cree que puede poner en antena un telefilme sobre su vida en un plazo de 90 días, o incluso menos si consigue pronto el contrato por los derechos. La CBS también puja en esa subasta, que va a resolver el futuro de una familia que apenas lograba llegar a fin de mes. Según un comunicado de la NBC, la cadena "comparte con el resto del país la emoción de presenciar el rescate heroico y dramático de la soldado. Su historia sirve de inspiración y ofrece un mensaje de esperanza". Que se lo digan a las familias de otros soldados desaparecidos en Irak, como los Kiehl, que tuvieron que buscar en Internet información sobre su hijo, atrapado en la misma emboscada que la soldado Lynch. En la web de Al Yazira descubrieron que había muerto. Nadie se interesó por su historia porque carecía de elementos televisivos.

Según una encuesta publicada por el Pew Research Center, el 40% de los estadounidenses cree que los medios han proporcionado demasiada cobertura sobre la guerra. Los espectadores buscan la información en las cadenas de noticias, pero no con ansia: su seguimiento ha caído un 20% desde el principio de la guerra, mientras sus páginas de Internet siguen doblando el número de visitas.

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