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UN PAÍS DE CINE / DVD | 'Días contados'

Un universo dolorosamente humano

EL PAÍS presenta en su colección de cine en DVD 'Días contados', de Imanol Uribe

Cuando Días contados se presentó en el Festival de San Sebastián de 1994, donde el jurado presidido por Robert Wise le concedió la Concha de Oro, y además el premio de interpretación a Javier Bardem, el director de la película, Imanol Uribe, comentó: "En Días contados trato un tema fascinante: el amor, lo único capaz de mover el mundo". Coincidieron con esta apreciación del director varios críticos, entre otros Carlos Boyero en El Mundo: "Durante un metraje que se hace muy corto (primera regla del buen cine) Imanol Uribe se implica e implica al espectador con un universo patéticamente humano, con sensaciones en carne viva (violencia, deseo, miedo, celos, traición, amistad, sexo, incertidumbre, amor), con personajes contemporáneos en sus zonas de luz y de sombra, no juzgados, no manipulados, en el límite, dolorosamente vivos".

"En esta película trato un tema fascinante: el amor, lo único capaz de mover el mundo"
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Personal y comprometido

Hubo, sin embargo, quienes entendieron la película sólo en su aspecto político, dado que el personaje masculino es un atormentado miembro de ETA desplazado a Madrid para cometer un atentado. En el diario Egin, Mikel Insausti consideró que había habido "tongo" en el palmarés, acusando al festival de plegarse "a la coyuntura oficialista y al españolismo a ultranza", e imaginando incluso que "la composición del jurado había sido pensada para asegurar el triunfo de una producción como Días contados". También negativo, Oti Rodríguez Merchante opinaba en Abc que "o se detesta al protagonista (lo cual es desastroso para cualquier película), o se siente simpatía por él (lo cual es repugnante para cualquier persona)". El director Uribe aclaraba su opción en una entrevista con Jesús Ruiz Mantilla: "No he pretendido hacer una extrapolación, ni hacer un personaje emblemático que signifique ETA, ni que haya referencias políticas. Para mí, este personaje es un tipo de carne y hueso, con sus múltiples contradicciones, que se salta todas las normas".

Se aplaudió, y mucho, la elección de los actores y actrices, la mayoría de ellos desconocidos ("uno de los repartos más inspirados y globalmente perfectos del reciente cine español", en opinión de Vicente Molina Foix). Junto a Carmelo Gómez (el etarra) y Javier Bardem (un heroinómano), destacaron Ruth Gabriel en el personaje de la joven prostituta drogadicta ("el debú más deslumbrante del último cine español", según Torreiro), Candela Peña como su entrañable compañera de piso, Pepón Nieto, su ingenuo novio, Elvira Mínguez, la rígida cómplice, y puede que enamorada del etarra, Chacho Carreras, el camello portugués, Mariola Fuentes, la ocasional bailarina callejera que interpreta la habanera de Carmen con la compañía de un inválido en silla de ruedas... Rostros nuevos que Imanol Uribe descubrió junto a Francisco Pino, jefe de casting, dinámico hombre del espectáculo, colaborador del director en sus películas siguientes, pero cuya carrera fue truncada por una muerte prematura. "Hemos hecho pruebas a gente que nunca había trabajado en el cine, pero eran tan buenos que no se notaba", recordaría.

Hubo quienes discutieron a Uribe sus cambios respecto a la novela homónima de Juan Madrid en que se había inspirado, especialmente el transformar al fotógrafo del original en un etarra cansado de la lucha armada. "Nunca me he echado atrás en el riesgo", declaró el director: "Decidirme por un personaje de estas características implicaba el riesgo de que la parte se comiera al todo, que el tema ETA, que es colateral porque la película no es política, se comiera el resto. Cuando leí la novela me atrajo el personaje de la chica por sus concomitancias con el mito de la Carmen de Mérimée, una mujer libre y fatal que me fascina y que quería actualizar. Tenía ganas de hacer una película sobre una historia de un amor fou, de amor al límite, con personajes que se mueven en los márgenes de la sociedad, aunque, como en este caso tengan dos concepciones distintas de la vida: Charo es una hedonista que sólo vive para el placer inmediato, y Antonio, un hombre que se ha pasado la vida matando por una ideología". Por su parte, el novelista Juan Madrid lo dejó bien claro: "Hay veces, como en El tercer hombre o en Los santos inocentes, que la película es mejor que su origen escrito. Si mi novela Días contados hablara, estoy seguro de que daría gritos de alegría y placer por cómo la ha tocado mi amigo Imanol Uribe".

El éxito de la película no sólo fue de público. "Días contados es una obra sólida, sobria, y al mismo tiempo llena de una gran dureza exterior e interior, un filme que nos acerca, ya era hora, a la realidad de esta España de hoy", en consideración de Fernando Herrero. "Es una extraordinaria película que lleva dentro algunos pequeños defectos y unas virtudes enormes que neutralizan a aquéllos", en opinión de Ángel Fernández-Santos. "Su espinoso argumento sortea con honestidad el maniqueísmo, la agradecida tentación de colocar etiquetas de buenos y malos", escribió Boyero. Por su parte, Mirito Torreiro señaló: "Apúntese como virtud de Uribe el saber actualizar los siempre difíciles y apasionantes resortes de thriller; el saber hacer, en definitiva, lo que siempre debería intentar todo director de género que se precie: contar una historia como si nunca antes hubiese sido contada".

Días contados recibió ocho de los más importantes goyas del año: mejor película, mejor director, mejor actor protagonista (Carmelo Gómez), mejor actor de reparto (Javier Bardem), mejor actriz revelación (Ruth Gabriel), mejor guión adaptado (el propio Uribe), mejor montaje (Teresa Font) y mejores efectos especiales (Reyes Abades). Un nuevo récord para Imanol Uribe, que con su película anterior, El rey pasmado, había logrado ya el mismo número de premios.

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