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Aznar "invita a dar un paso adelante" a todos los que quieran la alternativa en Euskadi

Acusa al PSOE de "subirse al tigre de la reforma constitucional" sólo por unos votos

Las consignas de José María Aznar sobre la guerra de Irak y sus proclamas sobre los ataques que sufren las sedes y actos del PP dejaron ayer paso a un nuevo y prometedor filón de mensajes electorales: el reto nacionalista para reformar la Constitución cuando se cumplen 25 años de "estabilidad y prosperidad democrática". Aznar advirtió de que el principal desafío en esa "deriva nacionalista" reside en el País Vasco. Por ello, invitó "a dar un paso adelante" a todos los que quieran cooperar en que salga adelante la "alternativa democrática" en Euskadi. Y acusó, sin citarla, a la dirección socialista de eludir ese compromiso porque ha decidido "subirse al tigre de la reforma constitucional". Y todo por un puñado de votos.

El auditorio era como un campo en barbecho: un grupo escogido de jóvenes militantes de Nuevas Generaciones, la organización juvenil del PP. El lugar: la sede central del partido, donde no acudió ayer nadie a manifestarse, ni a tirar ningún huevo. La hora: la misma que el concierto contra la guerra. El tiempo que les dedicó el líder popular: hora y media. Cuarenta minutos para hablar del ataque a las sedes, de la guerra, del terrorismo, de Batasuna, de los 25 años de Constitución y democracia, y de la deriva nacionalista. Y otro tanto para responder a las preguntas de sus jóvenes promesas.

Empezó y terminó con una exhortación contra el presunto acoso que sufre el PP por la posición del Gobierno en la guerra de Irak: "¡Que no os meta nadie debajo de la mesa!", les dijo a sus chicos, todos demasiado crecidos para hacer esas cosas. Antes había pronosticado que "se van a equivocar quienes creen que van a asustar a muchos electores". Aún más, si el día anterior, en Santiago de Compostela, Aznar le dijo a sus bases que el PP "dará ocho pasos adelante en respuesta a los que pretenden que dé cuatro pasos atrás", ayer elevó la apuesta: "Si creen que vamos a dar dos pasos atrás, daremos diez adelante".

A partir de ahí, los mensajes:

- 25 años de Constitución. "Han sido 25 años de estabilidad, de prosperidad. Y lo mejor está por venir. España tiene una oportunidad colosal siempre que los españoles no nos empeñemos en perderla", le dijo a los jóvenes populares. Se perderá si "se rompe" lo que se ha "construido" en estos años de "pacto constitucional", es decir, "el Estado de las autonomías, que ha conseguido que España sea el país con más poder distribuido entre las comunidades autónomas y los ayuntamientos". Detalló todas las competencias autonómicas y defendió que "lo que toca ahora es mantener eso y administrarlo bien". Y, además, "garantizar bien las funciones básicas del Estado", como seguridad, política exterior, justicia o la Seguriad Social, y defender "la cohesión del conjunto".

- Alternativa al nacionalismo. El problema, según destacó Aznar, "es que ahora hay algunos que dicen que no, que el pacto constitucional no vale y que hay que reformarlo". Y lo peor, según insinuó el líder popular, es que esa apuesta no es patrimonio exclusivo de los nacionalistas. También se ha subido a ese carro -a ese "tigre"- el PSOE. "Algunos, en su intento de llegar al poder al precio que sea, se quieren subir al tigre de la reforma constitucional". Según el diagnóstico de Aznar, quien ha decidido "llegar al poder al precio que sea" es el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Y el riesgo de intentar cabalgar sobre un tigre es acabar en sus fauces.

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Es por ello, y porque el PP asume ya sin matices que "será imposible" presentar listas conjuntas en el País Vasco, por lo que Aznar realizó el siguiente envite a quienes, desde el PSE, ven con buenos ojos "la alternativa" política al nacionalismo: "Algunos han decidido que es mejor que no haya alternativa al nacionalismo en el País Vasco. Yo defiendo que es mejor que la haya. Y, por tanto, invito a dar un paso adelante a las personas comprometidas en este sentido".

Pidió este "paso adelante", porque "hay que retratarse", a todos los que creen que "el terrorismo es la prioridad básica" y a los que les parece "que lo del Estado libre asociado es un gran disparate". Dijo que está "dispuesto a facilitar las cosas al máximo" a todos los que quieran "una política en serio" en el País Vasco. "Si no queremos ninguna deriva soberanista, secesionista, de Estados libres asociados, de estos juegos malabares o no tan malabares, descarados y a veces vergonzosos de decir: 'Tú hablas con los terroristas de ETA, y luego hacemos un plante aquí, y luego esto es Puerto Rico... Ante estas cosas, que son inconcebibles, ¡planteemos una política en serio!".

- Reclamación en Cataluña. No sólo en el País Vasco se defiende la reforma constitucional. "En Cataluña he escuchado en pocas semanas cuatro propuestas distintas sobre estatutos de autonomía para el futuro", aseguró Aznar par argumentar que eso a él no le parece "ni sensato, ni conveniente, ni oportuno, ni lógico" porque equivale a "poner patas arriba todo el edificio institucional y todo el pacto constitucional". La única garantía de que eso no ocurra es, según Aznar, que los ciudadanos den su confianza al PP, porque es "la garantía de que España siga siendo una nación capaz de prosperar y de mantener sus cimientos constitucionales para el futuro".

- Batasuna. En realidad, lo que los jóvenes populares habían ido a estudiar era la posición del PP tras la ilegalización de Batasuna. Antes de la irrupción de Aznar, esperaban ser aleccionados por los ministros de Justicia y de Interior, José María Michavila y Ángel Acebes. Pero esa lección Aznar se la sabe muy bien. Les dijo que la democracia española ha optado "por la derrota final y definitiva del terrorismo", y eso pasa por acabar con sus "fachadas legales", es decir, con Batasuna. "Ya no habrá banderas de conveniencia, ni disfraces electorales ni escaños en las instituciones para ser utilizados como santuarios del terror. Ya no podrán presentarse a las elecciones quienes llevan balas, bombas y pistolas como programas electorales". Hasta ahí su teoría. Después su convicción de que la ilegalización de Batasuna es asumida "con toda naturalidad por la sociedad vasca, porque todo el mundo sabe que Batasuna y ETA son lo mismo". Y, finalmente, la práctica: "¿Y ahora qué toca?", se preguntó. "Ahora toca cumplir la sentencia. Todas las instituciones deben cumplirla, evidentemente también las del País Vasco. No puede haber sedes de una organización terrorista abiertas en nuestro país. Y no puede haber Herriko Tabernas, o Herriko Cuarteles. Sencillamente hay que cumplir. Por la parte que corresponde al Gobierno va a ser así. Y por la parte de lo que el Gobierno tenga que garantizar, también va a ser así", avisó.

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