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AMÉRICA LATINA

Apuesta por Cuba

Los principales grupos hoteleros españoles redoblan sus inversiones

Liderados por Sol Meliá, los principales grupos hoteleros españoles siguen apostando fuerte por Cuba. Ni los obstáculos impuestos por el embargo norteamericano, ni la crisis económica cubana, ni las dificultades derivadas de hacer negocios en un país de sistema socialista han impedido que los intereses españoles en el sector turístico crezcan cada año.

En la actualidad, las ocho cadenas españolas que operan en Cuba administran el 30% de las 40.000 habitaciones dedicadas al turismo

En la actualidad son ocho las cadenas españolas que operan en Cuba (Sol Melia, Barceló, Riu, Iberostar, Hotetur, Hoteles C, NH Hoteles y Blau Hoteles), que administran el 30% de las 40.000 habitaciones dedicadas al turismo internacional en la isla caribeña. Las inversiones directas, hasta ahora tímidas, se incrementarán en los próximos años con la construcción de ocho nuevos hoteles en régimen de empresa mixta.

En 1990, Melía era el único grupo extranjero que gestionaba un hotel en Cuba, el Sol Palmeras, en Varadero. Hoy la empresa mallorquina administra 23 hoteles y 8.544 habitaciones distribuidas en los principales polos turísticos. Esto representa el 21,60% de la planta hotelera cubana.

Socios locales

Según Gabriel Cánaves, director de la División Cuba de Meliá, antes de 2006 la cadena incorporará seis hoteles, con 2.600 habitaciones, en Cayo Largo, Trinidad y Cayo Santamaría. El proyecto de expansión no contempla de momento nuevas inversiones. Hasta ahora Meliá tiene pequeñas participaciones en tres hoteles situados en la playa de Varadero, uno en La Habana y otro en Cayo Largo.

En general, la perspectiva a corto y medio plazo es que la presencia española se consolide y siga incrementándose. Y no sólo en lo que se refiere a la gestión de hoteles de propiedad cubana, sino también en la construcción de establecimientos con capitales mixtos.

El grupo Iberostar, que en la actualidad administra cuatro hoteles en Cuba, ha creado la empresa mixta Cubacaribe, que se propone construir otros cuatros en los próximos años. El primero de ellos, en Varadero, ya esta en marcha con una inversión aproximada de 42 millones de dólares. Después está planificada la construcción de un hotel en Trinidad (seis millones de dólares), otro en la playa de Ancón (22 millones) y uno más en La Habana (55 millones). En todos los casos, la parte española aporta el 50% del capital.

El grupo Barcelo ha firmado también acuerdos con las autoridades para construir dos hoteles. Barceló, que gestiona ya un establecimiento en Varadero y debe asumir la gestión de otro en Cayo Largo en los próximos meses, ha constituido una asociación mixta con la empresa Gran Caribe para construir un hotel de 760 habitaciones en Santa Lucía, y otro con Cubanacan para hacer 340 habitaciones en Guardalavaca. La inversión española en ambos proyectos ronda los 50 millones de dólares.

Tampoco ha querido quedarse atrás Blau Hotels, que gestiona el Blau Horizontes Club Arenal, en la playa habanera de Santa María. La cadena mallorquina ha constituido con la corporación estatal Cubanacan una sociedad mixta, Cubanablau, para construir dos hoteles de cuatro estrellas, uno de 395 habitaciones en Varadero y otro de 400 en la playa de Guardalavaca (Holguín). Blau Hotels aportará 32 millones de dólares.

Riu, que explota los hoteles Riu Las Morlas y Riu Turquesa, subcontratados a la cubana Gran Caribe, ha anunciado su interés en gestionar más hoteles.

Basta un dato para reflejar el interés que despierta Cuba en los grupos españoles: casi la mitad de las gerencias extranjeras, que administran en estos momentos unos 60 hoteles cubanos, son españolas; el resto esta en manos de cadenas de siete países diferentes.

Las razones que explican este fenómeno son varias. Una de ellas es que el turismo ha sido el sector de la economía cubana que más se ha desarrollado en la última década, incluso en los años de mayor crisis. Y las perspectivas son que continúe la expansión.

Los datos oficiales indican que en 1990 viajaron a Cuba 340.000 turistas, mientras que el año pasado lo hicieron 1.683.700; hace 13 años, la participación porcentual de la industria turística en la balanza de pagos cubana no llegaba al 4%, y hoy supera el 40%; entre los principales destinos turísticos de América, Cuba ocupaba la posición 23 por el número de visitantes en 1990, pero en 2001 alcanzó la novena posición.

Según el ministro cubano de Turismo, Ibrahím Ferradaz, el futuro es esperanzador. "La década de los noventa concluyó con un ritmo de crecimiento medio anual de llegadas del orden del 20%. Para el período 2001- 2010 se pretende que el crecimiento sea del orden del 13%, por lo que el número de visitantes en 2010 sería de unos siete millones". La proyección de nuevas capacidades de alojamiento a incorporar durante el citado período asciende, según Ferradaz, a unas 88.000 habitaciones, y las inversiones totales a unos 11.000 millones de dólares.

No es un camino de rosas

"Además de obtener beneficios a medio plazo, para los grupos españoles el estar hoy aquí es una apuesta de futuro", dice un directivo de una empresa mixta que, como el resto de empresarios españoles consultados, exigió que no se citara su nombre.

Todos coinciden en señalar, sin embargo, que las dificultades para trabajar hoy en Cuba no son pocas. "Muchas se derivan de las leyes y regulaciones cubanas, que impiden, por ejemplo, que los cubanos se hospeden en los hoteles aunque tengan dinero para hacerlo, o que los empresarios extranjeros paguen en dólares a sus trabajadores, única forma de evitar que estos roben lo que puedan en su puesto laboral", dice un gerente.

Las quejas se extienden a la excesiva burocracia, al cierre de discotecas y centros nocturnos en periodos de ofensivas contra el jineterismo (prostitución), y a los obstáculos para adquirir alimentos e insumos fuera del encorsetado mercado estatal.

El embargo de EE UU, dice otro empresario, nos evita la competencia del primer emisor de turistas en el área del Caribe. Pero las sanciones previstas en la ley Helms-Burton, de EE UU, siguen siendo una amenaza. "Muchos de nuestros hoteles se levantan en tierras expropiadas a terratenientes", admiten.

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