Optimismo entre los 'buenos europeos'
Francia y Alemania quieren reconstruir Irak, pese a su exclusión por el Congreso de EE UU
Que la Cámara de Representantes de Estados Unidos votara el pasado jueves a favor de prohibir que Alemania, Francia, Rusia y Siria participen en la concesión de contratos para la reconstrucción de Irak, tras la guerra, puede haberle hecho sentir un inmenso placer de boquilla a más de un empresario de la nueva Europa, la que ha apoyado la operación militar en Irak. Sin embargo, en público nadie se atreve a confesarlo. "La prudencia debe respirar en todos nuestros actos", afirma filosófico y cauteloso un portavoz de la representación en Bruselas de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).
La CEOE lleva desde hace tiempo analizando y valorando el futuro de Irak, una vez haya desaparecido el régimen de Sadam Husein, y los beneficios que en teoría debería suponer para España participar en la reconstrucción del devastado país. En la recta de salida se encuentran, entre otras compañías, ACS, Dragados y Ferrovial, según un informe de Merrill Lynch que indica que "el hecho de que España esté en la coalición con Estados Unidos y el Reino Unido le ayudará".
"La UE también está dividida y no tiene una posición común en el tema de la reconstrucción de Irak", dice un portavoz de la patronal europea
La francesa Total aún confía en el milagro de poder participar en futuras prospecciones en Irak con BP, Shell, Agip o Repsol YPF
La Administración de Bush baraja la posibilidad de que la mitad de la reconstrucción prevista para este año con fondos de Estados Unidos, alrededor de 900 millones de dólares, sea llevado a cabo por compañías que no sean norteamericanas mediante subcontratos. Escuchado este canto de sirena, muchas de las firmas petroleras, de infraestructuras, comunicaciones o sanitarias han comenzado a frotarse las manos. El presidente de la petrolera hispanoargentina Repsol-YP, por ejemplo, aseguró el viernes, en una conferencia de prensa previa a la Junta de Accionistas, que su grupo estudiará las posibilidades de negocio que puedan surgir en Irak. Estas posibilidades, apuntó "como especulación" Alfonso Cortina, podrían tener que ver con "ayudar a la nación iraquí a recuperar sus niveles de producción".
Washington ya ha indicado que será Estados Unidos quien dirija la operación de la reconstrucción de Irak, tanto política como económicamente, al margen de los pronunciamientos favorables para que Naciones Unidas desempeñe un papel más o menos preponderante durante el periodo de transición.
Las dos bestias negras
Francia y Alemania, las dos bestias negras de los norteamericanos por su actitud contraria a respaldar la operación militar en Irak, no han perdido completamente la esperanza de probar algo de la suculenta tarta de la reconstrucción. Francia ha sido uno de los principales proveedores mundiales y el primero en Europa de Irak. Renault, Legrand Schneider Electric, Alcatel, Nestlé Francia o Peugeot o la multinacional petrolera Total han estado implicadas en el desarrollo iraquí. Total aún confía en el milagro de poder participar en futuras prospecciones petrolíferas junto a British Petroleum, Shell, Agip o Repsol.
"Pierden por separado lo que podrían conseguir juntos", afirma un representante del empresariado español parafraseando a Séneca. No está claro, sin embargo, que los hombres de negocios europeos se muevan con un espíritu corporativo cuando se trata de lograr contratos. "En realidad, también en el caso de la reconstrucción iraquí la Unión Europea está dividida y no tiene una posición común", afirma una portavoz de la Confederación Empresarial Europea (UNICE, en sus siglas en inglés).
Boicoteo de productos
UNICE no tiene una posición oficial sobre el futuro de Irak y afirma que es algo que corresponde a los gobiernos de la Unión, así como a la propia Comisión Europea en el caso de que ésta aporte ayudas a quienes deseen invertir en el país del Golfo después de Sadam Husein. "De una cosa sí estamos preocupados, del clima hostil que ya se respira en Estados Unidos boicoteando productos europeos procedentes de los países que no apoyaron a la coalición anglonorteamericana", afirma una fuente oficial de UNICE.
Con o sin contratos, el empresariado europeo no oculta sentirse muy preocupado por la evolución de la economía comunitaria, en pleno ciclo descendente, sobre todo su principal motor, Alemania, ya que el impacto de la guerra en Irak lo hará, sin duda, más agudo. En su última previsión de crecimiento para 2003, publicada el pasado marzo, ha tenido que hacer una revisión a la baja de un punto porcentual para la zona euro fijándola en apenas 1,2% y en el 1,4% en el conjunto de la Unión.
"Naturalmente, cuanto más dure la guerra más se sentirán los efectos, pero aún más cuanto más se tarde en emprender las reformas estructurales que los Quince se comprometieron a realizar en la Cumbre de Lisboa en 2000 para que la economía europea sea la más competitiva del mundo de aquí a 2010", apuntan fuentes de UNICE.
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