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Reportaje:

El silencio amenazado

La reforma de la carretera de la Conreria amenaza el sosiego de la cartuja de Tiana, la más grande de Europa

Los monjes de la cartuja de Montalegre (Tiana) temen que les ocurra como a sus hermanos de Jerez de la Frontera, que se vieron obligados a abandonar su monasterio hace dos años por culpa de una autovía cercana que rompió el sosiego del enclave.

Desde entonces, cuatro de los monjes jerezanos viven en Montalegre, cuya tranquilidad, imprescindible para una vida de contemplación, se ve amenazada por el proyecto de modificación de la carretera de la Conreria, que pasaría a 500 metros de cenobio.

Para muchos estudiosos la cartuja de Montalegre, situada en la ladera de la montaña del mismo nombre, encierra, junto con los monasterios de Montserrat y Poblet, las esencias espirituales del pueblo catalán.

Los monjes no están solos en su oposición al nuevo trazado de la carretera que atraviesa la sierra de Marina. Además de la Asociación de Amigos de Montalegre, el Ayuntamiento de Tiana y el grupo ecologista La Xopera de Sant Fost de Campsentelles han presentado alegaciones pidiendo que se reconsideren los tramos que mayor impacto ambiental y visual supondrían en un territorio plagado corrientes subterráneas de agua, masa forestal, vegetación y gran diversidad de especies ornitológicas. Buena parte de su recorrido discurre dentro de los límites de una zona del parque de la Serralada de Marina, que goza de protección ecológica. Los bucles de la futura vía rápida a su paso por Tiana y el túnel que atravesará la montaña por un punto que se había preservado hasta el momento son los aspectos más criticados de la carretera, con la que se pretende mejorar las deficientes comunicaciones entre el Vallès, el Barcelonès y el Maresme sin necesidad de pasar por el saturado nudo de la Trinitat.

Centenares de vecinos de Tiana, con el alcalde, el socialista Ferran Vallespinós, y concejales de la oposición (ERC y Gent pel Progrés) al frente, participaron el sábado en la marcha que partió de esta localidad y de Sant Fost para desembocar junto al seminario de la Conreria.

Tampoco están de acuerdo con la futura carretera los miembros del Grupo de Astronomía de Tiana, ya que la contaminación lumínica que ocasionaría su paso a escasos metros de distancia del recién estrenado observatorio local perjudicaría seriamente a sus observaciones.

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La cartuja y sus moradores no han sido ajenos a los sucesivos avatares históricos que ha vivido Cataluña. El monasterio se acabó de construir y se habitó en 1463, fruto de la fusión de las cartujas de San Pol de Mar y de San Jaime de Valparaíso (Terrassa). Los monjes tuvieron que abandonar precipitadamente el monasterio en 1808 por la invasión francesa. Tras breves paréntesis, en 1867 la Orden de San Bruno recuperó el monasterio, que había sido enajenado por la Administración de la época. Pero lo peor estaba por llegar : el 20 de julio de 1936 todos los monjes fueron detenidos. Cinco fueron fusilados, pero sólo dos fallecieron, los demás se recuperaron de las graves heridas. Poco tiempo después murieron tiroteados otros cuatro hemanos.

La Asociación de Amigos de la Cartuja de Montalegre emplea un tono enérgico en sus alegaciones: "La restricción absoluta de ruido es esencial" para un recinto amurallado. El texto apela a su condición de ser "la única cartuja que queda en Cataluña", de la larga decena que había, y "la de mayores dimensiones de Europa". Aunque los terrenos propiedad de la orden no son tan extensos como en otro tiempo, aún conserva la titularidad de 79 hectáreas. En su afán por preservar su permanencia, esta asociación sin ánimo de lucro hace constar: "Se trata de un caso excepcional de nuestro legado histórico que no puede ser mutilado, dañado ni alterado, por lo que se subsume plenamente en las leyes de protección de patrimonio".

Hace dos años la asociación,integrada por unas 200 personas, vivió otro sobresalto. La fuerte presión urbanística de la zona hizo que interviniera y lograra parar el golpe. La entidad gestiona ante la Unesco que se declare la cartuja monumento de interés nacional para garantizar su protección.

Un monje pasea por uno de los claustros de la cartuja de Montalegre.
Un monje pasea por uno de los claustros de la cartuja de Montalegre.MARCEL.LÍ SÁENZ

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