En las cuevas de la guerrilla
Tropas especiales de EE UU y kurdos han acabado con la milica islamista de Irak
La ofensiva terrestre coordinada por Estados Unidos contra la guerrilla islámica de Ansar al Islam continuaba ayer con intensos bombardeos contra pequeños grupos de militantes en las montañas, pero los oficiales aseguran que la batalla contra estos integristas, supuestamente vinculados a Al Qaeda, está prácticamente acabada. Ya han abandonado las cuevas donde se refugiaban, algunas de ellas tenían una entrada baja, profunda y oscura, eran frías y en las rocas de sus paredes crecía el musgo. Otras tenían la altura de un hombre. Situadas en el remoto valle de Dari Baramaran, cerca de la frontera norte de Irak con Irán, estas conejeras servían de defensa a los hombres de Ansar al Islam, que han controlado la zona durante casi dos años.
176 combatientes han muerto y 150 se han entregado en Irán. Queda poca resistencia
La ofensiva comenzó con disparos de misiles Cruise hace una semana y escaló el pasado viernes cuando 100 soldados de las Fuerzas Especiales de EE UU, junto con unos 10.000 combatientes kurdos, tomaron una serie de aldeas y empujaron a los militantes islamistas desde sus bases a las cuevas y las montañas.
Washington sostiene que Ansar es un grupo terrorista ligado a Al Qaeda y a Bagdad y ha citado las operaciones de éstos, en la zona autónoma kurda del norte de Irak, como una de sus justificaciones para desatar la guerra contra Sadam Husein.
Los kurdos aseguran que al menos 176 combatientes de Ansar han muerto. Alrededor de 150 se han rendido a las autoridades iraníes al cruzar la frontera y pequeños bolsillos de resistencia se han quedado en las montañas y puede escucharse el repiqueteo aislado de sus disparos. Los oficiales kurdos ven incierto el futuro de estos hombres.
"No tienen salida, están acabados", afirma el general Mustafá Said Qadir, comandante de las fuerzas militares de la zona este kurda. "Sólo les queda la muerte".
Soldados kurdos y de Estados Unidos han capturado a dos combatientes islámicos vivos, uno de los cuales es un palestino, lo que al parecer demuestra las conexiones del grupo con la yihad (guerra santa) internacional. El palestino Ahmed Mohamed Tawil, de Rafá, en la franja de Gaza, ha sido puesto bajo custodia cerca de aquí.
Alto, sucio, barbudo, con una sonrisa de dientes partidos y una herida de bala en la pantorrilla izquierda, el palestino se acercó cojeando, esposado y escoltado por guardias a los tres periodistas norteamericanos y, después de varias arcadas, como si quisiera vomitar, dijo desafiante que Estados Unidos era un juguete de Israel.
"Estoy en contra de vosotros, lucho contra vosotros. Si yo muero o me matan o me detienen es por vuestra culpa. Vosotros sois los criminales, los estadounidenses". Sus guardas kurdos le presentan como la evidencia de lo que parece una victoria casi total. Los signos de la derrota pueden verse aquí, en esta serie de cuevas vacías, en las que los guerrilleros de Ansar han abandonado comida, ropa y munición y han huido hacia terrenos más altos.
Es una especie de reminiscencia de Afganistán, una mezcla de cuevas naturales con las hechas por el hombre. Unas grandes y otras pequeñas.
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