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Prometer hasta fenecer

El análisis de la manipulación que en cuestiones de agua está efectuando el Partido Popular, permite extraer del cinismo de su actitud política, la evidencia de las contradicciones inherentes a una apuesta demagógica que cada día se revela más palpable. En el País Valenciano tenemos históricas experiencias dramáticas, de guerras y conflictos sociales artificialmente promovidos por el PP, con un objetivo claramente electoral. El último en que nos encontramos, el del agua, responde a la habitual munición de la derecha local para, enmascarando la realidad, construir un discurso sinusoidal de mentiras tendenciosas. La primera fase consistió en denunciar que los socialistas no nos plegábamos a su propuesta unilateral de PHN, luego vino la fase de echar la culpa a los socialistas de impedir la ejecución de este PHN, cuando ellos tienen desde el gobierno todos los medios para ejecutarlo y en dos años no han hecho nada. Dado que están obsesionados con el desmantelamiento de los servicios públicos del Estado, su "déficit cero" les impide ejecutar su PHN sin financiación europea, por lo que ahora el enemigo propagandístico exterior a su incompetencia es doble, no sólo los socialistas, sino también la Comisión Europea.

El PP se encuentra ahora mismo encerrado en su propia trampa, busca una huida hacia delante que les permita hasta el próximo 25 de mayo alimentar la tensión de un conflicto por ellos mismos creado. No nos hemos de olvidar que el PP construye en solitario un PHN, no para solucionar los auténticos problemas del agua en nuestro país, sino para promover un modelo de crecimiento depredador, cuyos corolarios son la adjudicación de grandes proyectos de obras salvajes a empresas constructoras amigas, y de paso mantener el falso argumento pasional de que los socialistas valencianos estamos en contra del agua. Aquí también, el fin justifica los medios.

No obstante como la realidad es tozuda, suele destapar y poner en tendedero público habitualmente las vergüenzas y contradicciones del PP. Este chico del guiñol que actúa de maletilla electoral por el PP, puesto a ser más aguador que una gota fría de octubre, ha sacado recientemente de su chistera su última boutade: nos va a crear un Instituto del Agua para "fomentar las actividades docentes especializadas, promover la investigación científica y técnica del agua y ofrecer servicios públicos de información y documentación sobre el agua". Como siempre, el chico llega tarde, porque dicho centro estaba ya creado y funcionando a plena satisfacción social, y a destiempo, porque su propio partido lo cerró inexplicablemente hace dos años.

Hace ahora diez años que la recién nacida Consejería de Medio Ambiente, con un gobierno socialista al frente, presentó a la Comisión Europea, dentro del marco operativo del programa de medio ambiente regional (Envireg), la solicitud de fondos comunitarios para la creación de un Centro de Estudios para la Gestión del Agua, entre cuyas misiones principales figuraba "la formación especializada en las áreas de ahorro y tratamiento del agua y el apoyo a las entidades locales en los temas de descontaminación de aguas". Qué curiosa coincidencia con lo ahora postulado por el PP. Dicha iniciativa perseguía, además de conseguir fondos europeos, dotar a los valencianos de un centro de formación del agua, que pudiera ser un referente docente e investigador en la apuesta por el ahorro y la reutilización del recurso que el gobierno del PSPV-PSOE tenía como objetivo político. No hemos de olvidar que en aquella época comenzaba a ejecutarse el Plan de Saneamiento y Depuración de Aguas Residuales, y era necesario abrir frentes formativos en tecnologías ambientales para un nuevo yacimiento de empleo por el que se apostaba.

Este modelo del Centro de Servicios del Agua surgió a imagen y semejanza de un centro análogo existente en la localidad francesa de Limoges, con cuya región la Comunidad Valenciana estaba hermanada. Un centro, el francés, que sigue siendo —porque aquel gobierno regional no lo ha cerrado— el lugar básico de formación de todos los técnicos y operadores de plantas de depuración y potabilización de aguas en dicho país, además de investigar en nuevas técnicas de ahorro del agua.

Felizmente se consiguió la aprobación por la comisión europea de nuestro proyecto, con una financiación del 60% vía fondos Envireg. Por la Generalitat Valenciana se adquirió al SEPES una parcela emblemática, la número 50 del Parque Tecnológico junto a la autovía de Ademuz, y una vez redactado el proyecto de obra se licitó la misma por un importe de 1.214.044,45 euros. Finalizada la obra se procedió a la dotación del material de infraestructuras por valor de 72.121,45 euros los laboratorios y 288.485,81 euros las plantas piloto de potabilización y depuración, incluyendo fórmulas blandas de depuración de aguas (filtro verde, lagunaje, etc.). El Centro de Estudios del Agua comenzó a funcionar y por sus aulas pasaron durante cinco años decenas de miles de alumnos, la mayoría de los cuales hoy se encuentran trabajando en sistema de ahorro de agua o en plantas de potabilización y depuración de aguas de la Comunidad Valenciana.

No debía de ser tan mala la iniciativa del Centro de Servicios del Agua cuando, un año antes de cerrarse, el gobierno del PP adquirió una nueva planta piloto anaerobia para aguas con alta carga orgánica (elevada DQO para el tratamiento de purines y alpechines), única existente en toda España con tecnología alemana, que costó a la Generalitat la friolera de 300.506,05 euros añadidos. Lamentablemente esta planta piloto, ya instalada, no se ha llegado tan siquiera a estrenar.

En definitiva, esto no es más que otro ejemplo de la desfachatez y el despilfarro del gobierno del PP, respecto de iniciativas para la optimización y gestión del agua, subvencionadas justamente por dicho carácter por la Comisión Europea. Me gustaría saber cuál sería la opinión de la actual comisaria de Medio Ambiente si supiera que el PP ha cerrado un Centro del Agua financiado con fondos ambientales europeos, y a la vez le pide financiación europea para su PHN, sin una previa evaluación estratégica de impacto ambiental del mismo.

Lamentablemente, desde hace dos años, los valencianos tenemos un patrimonio formativo-investigador (valorado en más de 1.803.036,31 euros) cerrado a cal y canto sin explicación lógica alguna, que se estará deteriorando por falta de uso y mantenimiento, privando de un poderoso instrumento didáctico para acceder a puestos de trabajo en el campo del agua a miles de valencianos.

¿Cómo puede prometer Francisco Camps un centro como el que acaba de cerrar su propio partido sin sonrojarse? ¿Qué pensará la Comisión Europea cuando observen cómo el PP tira por la borda los fondos ambientales europeos concedidos para actuaciones en materia de aguas

José María Marugán fue director general de Calidad Medioambiental por el PSPV.

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