_
_
_
_
Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Vacunas contra las enfermedades financieras

Jesús Mota

A pesar de la experiencia acumulada por las políticas macroeconómicas y el avance en las terapias de ajuste dispensadas desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), las crisis financieras aparecen y causan graves problemas en las zonas económicas más sensibles (América Latina, Asia), sin que hasta el momento se haya descubierto una vacuna para prevenirlas; de hecho, ni siquiera se encuentran recetas para combatirlas. Tantas opiniones y análisis no ocultan el tópico de que los economistas sólo pueden describir las crisis a toro pasado.

Los análisis recogidos y ordenados por Varela y Jacobs recorren las crisis financieras de México, Tailandia, Malaisia y Corea en busca de la clave que permita identificar los lugares comunes que permitirían evitar otras en el futuro. Los factores que identifican como comunes producen cierta inquietud. Parece evidente -aunque los autores lo dicen con mayor prudencia y sin generalizar- que las crisis suelen afectar a países que estaban implicados en liberalizaciones de los mercados exteriores y de los sistemas financieros internos. De ahí que no sea difícil establecer que las liberalizaciones defendidas por buena parte de las doctrinas oficiales de los gobiernos más conservadores como recetas sin matices para economías en desarrollo se hayan constituido inopinadamente en focos de inestabilidad financiera.

Crisis cambiarias y financieras. Una comparación de dos crisis

Félix Varela Parache y Gerardo Jacobs Álvarez (coordinadores)

Pirámide

ISBN 84-368-1743-5

Los autores de los textos van acumulando evidencias que resultan, al menos, esclarecedoras sobre los tópicos de manual. Descubren -o, mejor, confirman- que los déficit comerciales voluminosos y prolongados parecen un indicador fiable de futuras crisis; que los gobiernos no siempre son responsables únicos de las convulsiones financieras, sino que, con cierta frecuencia, aparecen serias responsabilidades del sector privado; y que los países donde se han desarrollado los traumas más profundos (los cuatro citados, por ejemplo) habían sufrido con anterioridad crisis menos importantes que se saldaron con frecuencia con intervenciones públicas.

Así que si no se identifica el virus de las crisis financieras -una metáfora imposible, por cierto, porque los hundimientos de los mercados son productos históricos y, como tales, responden a causas diferentes en cada caso, aunque sean de detalle-, al menos se rastrean los síntomas de la enfermedad. Uno de los factores que con más insistencia señalan es la inflexibilidad de los tipos de cambio. En los manuales del FMI se suele incluir como terapia obligada el anclaje del tipo de cambio para demostrar a los mercados la firmeza de los propósitos estabilizadores del Gobierno en cuestión. Ahora bien, resulta que la rigidez del tipo de cambio se convierte en un lastre cuando las condiciones económicas del país mejoran; pero los responsables económicos no suelen atreverse a flexibilizar la política cambiaria por miedo a que los mercados interpreten equivocadamente que se abandona la firmeza en el ajuste. Los autores insisten en que la inflexibilidad cambiaria es sólo un recurso temporal.

Llega el momento de mencionar al FMI y recordar el tópico de que el fondo debe "prevenir las crisis, en lugar de atajarlas". Bien, pero ¿cómo?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_