Las ciudades se organizan contra la pobreza

Senegal lamenta el paternalismo en el que incurren los países desarrollados al conceder ayudas a los países subdesarrollados. "No queremos que las grandes potencias nos impongan fórmulas de desarrollo que nosotros no compartimos", afirmó el ministro de Cultura senegalés, Abdou Fall, en una vehemente intervención que arrancó espontáneos aplausos de buena parte de los congresistas que asistían ayer en Barcelona al debate sobre cómo combatir la pobreza en las grandes urbes. Pocos minutos antes había hablado la vicepresidenta para Europa del Banco Mundial, la colombiana Marcela Huertas, sobre cómo organizarse en un mundo cada vez más urbano: las ciudades de más de un millón de habitantes pasarán de 200 a 400 en el año 2015.

Un lamento: "La ayuda nunca ayuda. La deuda nunca acaba de pagarse"

Un total de 767 congresistas de 159 ciudades de los cinco continentes han participado desde el pasado miércoles hasta ayer en los debates de las redes internacionales de ciudades: Federación Europea de Espacios Naturales, Fedenatur, Asociación Mundial de las Grandes Metrópolis, Programa Urb-Al (Control y Gestión de la Urbanización), todos ellos organizados por el Área Metropolitana de Barcelona. Las personas que hablaron de la pobreza pertenecían en su mayoría a países africanos y latinoamericanos.

Abdou Fall irrumpió en el silencioso foro como una fuerza de la naturaleza para decir cosas que no resultaban ajenas a sus interlocutores. Éstos no cesaban de asentir con la cabeza: "La ayuda nunca ayuda. La deuda nunca acaba de pagarse. Las ONG siguen la perspectiva de los países y creemos que somos los africanos quienes debemos decidir". El ministro proseguía levantando el tono de voz: "Llevamos 40 años hablando de la ayuda pública al desarrollo y no nos ha servido. Hay que recurrir a la inversión privada para financiar proyectos de investigación. Los pobres nunca han conseguido desarrollar un país en ningún punto del globo".

Paul Taylor, jefe de división de las Naciones Unidas para los asentamientos humanos, reconoció: "Hay que evitar actitudes paternalistas con los países pobres. Es cierto que los recursos de esos lugares son limitados para lograr el desarrollo". Taylor citó experiencias positivas que están atajando la pobreza urbana en India, Indonesia, Brasil y México.

Una portavoz de la red Metrópolis rompió una lanza en favor del Banco Mundial: "Está cambiando en favor de programas que pretenden resolver la pobreza, aunque es cierto que no hay aún perfecta sincronización con los países interesados". El vicegobernador de Costa de Marfil lamentó que la ayuda internacional no apoye más las iniciativas de poderes autóctonos. "Cuando surgen iniciativas locales encontramos muchas reticencias en las organizaciones exteriores".

Desde El Salvador, la alcaldesa del municipio de Cojutepeque, Cristina Rivas, abogó por que las ayudas internacionales no pasen forzosamente por los gobiernos estatales. "Muchas veces los gobiernos centrales reaccionan de forma partidaria y no en función de las necesidades locales. Falta independencia en el endeudamiento y es clave para el desarrollo de los pueblos", afirmó Rivas. La respuesta se la dio Marcela Huertas (Banco Mundial), quien admitió: "Es necesario conseguir financiación sin pasar por el Gobierno central, que burocratiza el proceso". Citó la población mexicana de Tlalnepantla, por ser el único municipio que ha logrado una ayuda directa sin pasar por instancias superiores de la Administración. Otras voces lamentaron que se preste más importancia a la pobreza urbana y se descuide la de núcleos rurales.

El teniente de alcalde de Teherán, Ali Yazdani, acudió a la sala del Palacio de Congresos de Montjuïc acompañado de dos mujeres ataviadas con una túnica que las cubría de la cabeza a los tobillos. Habló "en nombre del Altísimo" y se refirió a la guerra contra Irak: "Las grandes potencias quieren dominar el mundo". Describió su ciudad como el lugar de paisajes verdes donde viven 8 millones de personas, y durante el día, 11 millones. Dijo que quiere mejorar la opinión de los ciudadanos sobre la gestión urbana.