Siete días de guerra y desinformación
En la primera semana de conflicto, los dos bandos han mezclado los hechos con la propaganda
La agencia kuwaití fue la primera en dar la noticia, el pasado jueves a las 20.00, y todas las grandes agencias la difundieron con muchas campanillas. Fuentes militares confirmaron la historia. La estratégica ciudad portuaria de Um Qasr, en el sur de Irak, había sido "ocupada y asegurada". La información era buena, pero llegaba pronto. Concretamente, seis días antes de que se produjese.
"La ciudad está bajo control", insistía el viernes desde Londres el almirante Michael Boyce. Donald Rumsfeld lo confirmó contra toda evidencia: los periodistas en la zona y el Gobierno iraquí señalaron que se estaba produciendo una dura resistencia. El domingo la toma fue anunciada nueve veces, mientras la prensa filmaba los combates. El martes, el comandante de los Royal Marines, Jim Dutton, dijo que la ciudad estaba "abierta y segura". Ayer, el ministro de Información iraquí, Mohamed Saïd Al Sahhaf, negaba la toma, a pesar de las fotografías que mostraban a los británicos repartiendo comida.
"Ya nos han dicho tres veces que Nasiriya ha sido capturada", dijo un analista de Sky News
La toma del puerto estratégico de Um Qasr fue anunciada seis días antes de que ocurriese
La frase que el senador californiano Hiram Johnson pronunció en 1917, "la primera víctima de la guerra es la verdad", se ha convertido en un tópico, pero no por ello es menos cierta. En la guerra de las Malvinas y, posteriormente, en la primera guerra del Golfo, los corresponsales fueron alejados del teatro de operaciones. Pero, sobre todo en 1991, los errores se produjeron no sólo por la ausencia de testigos, sino por la presión informativa, por la necesidad de llenar horas de programación siendo los primeros. En Vietnam no llegó a haber más de 500 corresponsales al mismo tiempo. Ahora hay casi 3.000. La rapidez de los acontecimientos entonces no ayudó. Como dijo el mítico director de The Washington Post, Ben Bradlee: "El problema de esta guerra es que las cosas van a toda hostia". En la segunda guerra del Golfo, la presión por ser el primero en dar la noticia se ha acelerado con Internet y los 500 periodistas integrados -que viajan con las unidades militares- "no han conseguido despejar la niebla de la guerra", dijo la investigadora Jamie Cowling. En cualquier caso, los integrados y la presencia de cientos de informadores en Bagdad sí han permitido aclarar algunas mentiras.
"Las fuerzas aliadas han logrado el control de Basora", señalaba un teletipo, el sábado por la mañana, haciéndose eco de una información de la BBC. El corresponsal de la cadena decía que, al entrar en la ciudad, los soldados recibieron una cálida recepción. La noche anterior, en el mismo frente, el Pentágono informaba de la rendición de la 51ª División del Ejército iraquí, formada por 8.000 hombres. Rendiciones y bienvenidas era lo que los mandos de la coalición dijeron esperar desde el principio de la guerra, pero no ocurrieron. La división nunca se rindió: un teniente iraquí se hizo pasar por general para recibir un mejor trato, aunque el Pentágono mordió el anzuelo y los medios detrás. En cuanto al control de Basora, cinco días de combates más tarde, el descontrol es total. En la posible rebelión shií en la ciudad, los medios fueron prudentes: todos, incluso la cadena ultraderechista Foxnews hablaron de noticias no confirmadas.
La niebla de la guerra sigue envolviendo muchas historias: ¿Resultó herido Sadam en el primer ataque? ¿Cuándo cruzaron las tropas angloestadounidenses el Éufrates? ¿Cuándo comenzaron los combates en Nasiriya? ¿Han acabado o se sigue luchando? ¿Cuántos prisioneros iraquíes se han rendido? En la noche del viernes al sábado, el teniente Joshua Lyons dijo a un integrado que se habían hecho "miles de prisioneros" sólo en Nasiriya. Rumsfeld habló el martes de 3.500. La captura de la estratégica ciudad fue anunciada el sábado. El domingo, el analista militar de la cadena británica Sky News, Francis Tusa, dijo: "Ya nos han dicho tres veces que Nasiriya ha sido capturada. ¿Cuántas veces más vamos a tener que escucharlo?". Ayer seguían los combates. No se trata de tardar en reconocer cifras de bajas: son cortinas de humo. Y lo peor no son las mentiras. Lo peor es lo que no se dice y la prensa tardará meses o años en descubrir, como los miles de soldados iraquíes enterrados vivos en sus trincheras durante el primer conflicto.
Hasta ahora muchos de los desmentidos del Ministerio de Información iraquí han sido ciertos. De cara al exterior, Irak intenta colar toda la propaganda que puede, como cuando acusó a Israel de participar en la guerra. Con vistas al interior, como no existe ni un atisbo de libertad de prensa, la población no tiene la más mínima idea de lo que está ocurriendo. Es más, creen que están ganando la guerra.
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