El PP reclama solidaridad por los ataques a sus sedes

"Ya son más de 100 las sedes del Partido Popular que han sido atacadas en los últimos diez días", se quejó ayer el secretario general del PP, Javier Arenas, antes de reunirse con su grupo parlamentario en el Senado. Arenas pidió a "los dirigentes" del PSOE e Izquierda Unida, y en concreto al líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, que "muestren su solidaridad frente a las agresiones que el PP está sufriendo". Arenas se quejó de que nadie en el PSOE ni en IU les haya llamado estos días para "expresar esa solidaridad".

Tras esta queja, hay otra de fondo: el Partido Popular está convencido de que los dirigentes de la oposición "tienen mucho que ver" con "la radicalización" de la calle que se ha traducido en que sedes del PP sean objeto de pintadas, pedradas y otros destrozos, y los actos del partido mayoritario soporten intentos de boicoteo.

La reunión de Arenas con el Grupo Popular en el Senado tenía ayer como objetivo insuflar ánimos a los senadores ante una situación que los populares, en privado, comparan con la situación de confrontación que sufrió España en 1936. "Empezamos a vivir esa misma voluntad de aniquilación del adversario que existió entonces", se quejaba ayer un veterano diputado popular.

Arenas les dijo a los senadores populares que "deben seguir haciendo política todos los días", porque el objetivo que percibe tras las agresiones es "que el PP no pueda hacer política".

Ante la persistencia del secretario general del PP, Javier Arenas, y del portavoz popular en el Congreso, Luis de Grandes, de responsabilizar al PSOE e IU de los actos de violencia contra sedes de su partido, dirigentes socialistas y de IU se desmarcaron de cualquier acción violenta y pidieron al PP y al Gobierno que no distraiga la atención sobre lo relevante: los muertos de esta guerra. "Pedimos al PP que se solidarice con las víctimas y se conmueva por los muertos", dijo el portavoz socialista en el Congreso, Jesús Caldera. "Condenamos que se tiren huevos contra nadie; pero entre eso y tirar bombas que destrozan a personas, prefiero los huevos a las bombas", añadió Caldera. El portavoz de IU en el Congreso, Felipe Alcaraz, aseguró que "donde haya violencia no está IU", que condena "cualquier acto violento". Caldera y Alcaraz criticaron al Gobierno por tratar de "intimidar" a los ciudadanos para que no acudan a las próximas manifestaciones pacíficas.

Los socialistas han tratado de no responder a lo que consideran "provocaciones" del PP e intentos de desviar la atención respecto a lo relevante: la guerra "ilegal e ilegítima". Pero tanto Caldera como Alcaraz pidieron a los ciudadanos que "no se desanimen" y sigan mostrando su oposición a la guerra, como hasta ahora, "de manera pacífica".

Para acabar de conformar la hipótesis de coalición social-comunista, o incluso de Frente Popular previo a la Guerra Civil, Arenas hizo confluir sus quejas por las agresiones a sus sedes con la "ofensiva nacionalista", de la que acusó al líder socialista catalán, Pascual Maragall, y, por respaldarle, a José Luis Rodríguez Zapatero. "Zapatero avala a Maragall cuando hace planteamientos ajenos a la Constitución", resumió Arenas, y se preguntó: "¿Qué garantía hay de estabilidad constitucional si quienes toman las decisiones son los señores Zapatero, Llamazares, Maragall y Elorza, que están pidiendo caminos para que Batasuna se presente a las elecciones?".

PSOE e IU sonríen, de momento, ante la estrategia del PP de situarlos en el contexto de la guerra civil española con alusiones al Frente Popular o a los socialcomunistas, y apelan a la madurez democrática de la sociedad española, que "no se deja engañar", según el secretario de Organización socialista, José Blanco.