Viviendas protegidas
Soy madre soltera y me gustaría adquirir una independencia. Pero me veo incapaz de afrontar el pago de un inmueble, con los precios que tienen. Tampoco me merece la pena alquilar un piso porque, además de escasos, son otro robo a mano armada. No quiero pedir más ayuda a mis padres, que suficiente han tenido con lo de mi niña. Por tanto, no me queda más que optar a una vivienda de protección oficial.
Sin embargo, según el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios Gestores de Cooperativas y Comunidades de viviendas (Agecovi), de las 55.713 viviendas que se empezaron a construir en la Comunidad a lo largo de 2001, sólo 1.834 son de protección pública. El año pasado tampoco parece que la cosa haya cambiado mucho. La demanda es tan grande que esto parece casi surrealista. Y tremendamente injusto.
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