Carta a Aznar desde Tetuán
Partidos y movimientos islamistas marroquíes remiten una carta al presidente español deplorando su postura a favor de la guerra
"Nos dirigimos a Su Excelencia para expresarle nuestra extrañeza y desconcierto por el posicionamiento extremo de su Gobierno en favor de la guerra contra Irak". Diecinueve partidos, sindicatos y ONG marroquíes han remitido una carta de protesta, por su política exterior, al presidente del Gobierno, José María Aznar. La misiva fue entregada la semana pasada a Carlos Blasco, cónsul de España en Tetuán, la antigua capital del protectorado español sobre el norte de Marruecos.
Suscriben la carta todas las formaciones del arco parlamentario, desde los ex comunistas hasta los islamistas legales del Partido de Justicia y Libertad, pasando por los socialistas, a los que se suman también organizaciones de derechos humanos e incluso una asociación de parados. La mayoría de los partidos signatarios forman parte de la coalición gubernamental.
Las autoridades de Marruecos refuerzan la seguridad en torno a los edificios españoles
A las firmas que figuran al pie de la carta se añade una inusual, la de Justicia y Caridad, un poderoso movimiento islamista, tolerado pero no legal, que dirige el jeque Yassin. Hasta ahora, el movimiento se resistía a participar en iniciativas conjuntas con la izquierda, y viceversa.
Lo de verdad importante en Oriente Próximo, prosigue el texto enviado a Aznar, es "la cruel agresión que sufre diariamente el pueblo palestino en un estado de completa indefensión y vulnerabilidad, en manos de la maquinaria militar israelí, sin que nadie haya movido un dedo para remediarla".
"Pensamos", concluye la misiva, "que era menester que España, por el especial vínculo histórico que le une al mundo árabe, orientara su actividad estratégica en un sentido de contención, equilibrio y mediación, de forma que se evite la guerra y se instaure la paz".
En algunas de las manifestaciones en contra de la guerra que se han desarrollado en Tetuán, en la antigua plaza de José Antonio Primo de Rivera, se ha denunciado el apoyo de España a la coalición anglo-americana que "agrede" Irak. Pero si se exceptúa un frustrado intento de ocupación, el 2 de marzo, del Consulado en Larache, por ecologistas españoles y marroquíes, no ha habido ninguna agresión contra dependencias oficiales españolas.
Unas 2.000 personas recorrieron, por ejemplo, el pasado domingo, el centro de Nador, pero no intentó acercarse al consulado español pese a ser la única representación diplomática en esa ciudad.
Ante la sede consular en Nador estacionaban, sin embargo, varias furgonetas con antidisturbios. Las autoridades marroquíes han reforzado la protección de los edificios diplomáticos españoles. "Además de incrementar el número de agentes en facción, hacen también contravigilancia", comenta un residente en Tánger.
Otra medida de seguridad adoptada consiste en prohibir aparcar ante la Embajada de España en Rabat. "Lo nuestro es poca cosa comparado con la calle de la Embajada británica, que está cerrada al tráfico", comenta un diplomático español. A diferencia de los colegios anglosajones, que han interrumpido sus clases, los institutos españoles permanecen abiertos.
Curiosamente, las críticas al alineamiento español con la coalición anglosajona han disminuido desde que estalló la contienda, probablemente "porque España no ha enviado tropas a luchar en Irak", opina otro diplomático.
Al Bayane, el órgano de expresión de los ex comunistas, se preguntaba el jueves si la actitud del Gobierno español no va a entorpecer la reconciliación en marcha entre Marruecos y España. Jamal Berraui, uno de los comentaristas más célebres de Marruecos, advertía que Rabat debía "protegerse de esa España beligerante".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.