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GUERRA EN IRAK | Bombardeo masivo

Lluvia de fuego sobre Bagdad

Francisco Peregil

Pasaban pocos minutos de las nueve de la noche cuando un bombardeo devastador convirtió el centro de Bagdad en una columna de humo. Los incendios eran visibles desde todos los puntos de la ciudad.

Conversaciones telefónicas con residentes en distintos puntos de la ciudad permitían establecer que varios de los palacios presidenciales constituyeron los principales objetivos del ataque. Los informadores vieron arder un edificio del Palacio de la Presidencia.

Una residente del barrio del Al Ameriya, al noroeste de Bagdad, relató que se habían oído varias explosiones entre su domicilio y el aeropuerto, donde se encuentra un recinto presidencial con tres palacios.

Al menos dos fuentes distintas señalaron que el palacio de Radwaniya parecía haber resultado alcanzado en las dos primeras explosiones, que se oyeron a las nueve menos cuarto de la noche (dos horas menos en la España peninsular) antes de que sonaran las sirenas de alarma antiaérea. Después hubo un silencio de 20 minutos y empezó el ataque propiamente dicho. Fueron varias oleadas de entre 10 y 20 minutos de bombardeos, con breves descansos en los que podían oírse las sirenas de las ambulancias. Algunas personas salían a las puertas de sus casas. Tal vez era más seguro porque los edificios temblaban tanto como sus ocupantes.

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En varias ocasiones pudieron escucharse con claridad los aviones estadounidenses volando muy bajo. Al final, ni siquiera desataban la respuesta de las baterías antiaéreas iraquíes. No hubo reacción oficial. Las autoridades no querían testimonios. Ayer aumentaron la búsqueda de teléfonos satélites de los periodistas y requisaron varias cintas y material.

El Pentágono había anunciado ayer el inicio de un ataque devastador sobre Bagdad. Y el de ayer ha sido hasta el momento el mayor bombardeo: más de 300 misiles sobre la capital y sus alrededores.

La televisión iraquí continuaba emitiendo imágenes pregrabadas de ensalzamiento patriótico mientras la ciudad se iba inundando de humo y fuego. El resplandor de las balas trazadoras y antiaéreas provenían también de la dirección donde se encuentra el aeropuerto, que había sido declarado por el Ejército británico objetivo primordial durante los tres primeros días del ataque.

La noche anterior había sido sorprendentemente tranquila. La mañana amaneció soleada y en las caras de la gente se notaba que se había descansado, aunque sólo fuese por una noche. Sin embargo, desde primeras horas de la tarde las emisoras extranjeras que se pueden sintonizar en el país comenzaron a informar de que se avecinaba un ataque mayor que nunca y por varios frentes de Irak. Casi dos horas después del bombardeo comenzaron a sonar las alarmas de bomberos y policías.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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