El almirante que capturó los misiles de Yemen manda la flota del Golfo

El presidente del Gobierno, José María Aznar, remitió ayer a los comandantes de los buques españoles que navegan ya hacia el Golfo un telegrama en el que califica su misión de "honrosa e importante". No fue ésa, sin embargo, la impresión que se dio en la base naval de Rota (Cádiz), donde los marineros y soldados fueron despedidos por la mañana de manera vergonzante. Sin discursos, honores militares ni banda de música.

Aunque las Fuerzas Armadas suelen rodear todos sus actos, incluso los más rutinarios, de un estricto protocolo, la despedida de unos buques que se dirigen a una zona de guerra se despojó de cualquier solemnidad. Una actitud que contrasta con el telegrama de Aznar, difundido por La Moncloa, en el que expresaba "el respaldo y la confianza del Gobierno de la Nación y el mío propio" en que los soldados españodesarrollen "sus importantes cometidos con la máxima capacidad, eficacia y responsabilidad".

Ayer no trascendió la existencia de un telegrama similar por parte del Rey, al que la Constitución atribuye el Mando Supremo de las Fuerzas Armadas.

Los medios de comunicación tuvieron que asistir a un kilómetro de distancia, desde la valla que cierra el perímetro de la base, a la salida de los barcos. El petrolero Marqués de la Ensenada, el más lento de los tres, zarpó el lunes por la tarde. A las 10.25 de ayer cruzó el espigón del puerto de Rota la fragata Reina Sofía y, una hora después, el buque de asalto anfibio Galicia.

A bordo, alrededor de 700 miembros de la Armada y el Ejército de Tierra, a los que se sumarán otros 200, por vía aérea, dentro de unos diez días, cuando los tres buques realicen su primera escala, prevista en el puerto de Yibuti, ya en el golfo de Adén.

Al mando de la agrupación va el contraalmirante Juan Moreno Susanna, quien el pasado 9 de diciembre dirigió la captura en el cuerno de África del buque norcoreano So-San, con un cargamento ilegal de misiles balísticos Scud. La Casa Blanca acabó entregando los misiles a las autoridades de Yemen, sin consultar siquiera al Gobierno español, y convirtió en un fiasco político una impecable operación militar.

Hasta su llegada al Golfo, la flota española dependerá del jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante general Antonio Moreno Barberá, pero, en el teatro de operaciones, éste transferirá el control operativo al jefe de las tropas de EE UU en la región, el general Tommy Franks.

El ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, destacó ayer, en declaraciones a la cadena Cope, la "alta disponibilidad" de las Fuerzas Armadas españolas, capaces de alistar el contingente en sólo 48 horas. De hecho, el ministro firmó la directiva que regula la contribución española a la guerra de Irak el miércoles y su aprobación -por un periodo de tres meses y un coste de 34 millones de euros- se hará en el Consejo de Ministros de hoy.

Trillo-Figueroa insistió en que se trata de una "misión de apoyo humanitario", pues el Galicia va equipado con 16 camas para heridos graves y otras 150 de hospitalización y embarca un escalón médico avanzado con 70 sanitarios militares.

En realidad, se trata de una misión de apoyo logístico de carácter eminentemente sanitario. Su cometido será prestar asistencia médica a las tropas estadounidenses y británicas que entrarán en combate y en segundo lugar, si es posible, una vez desembarcados en territorio iraquí, atender a la población local. Todavía no está claro si la unidad de ingenieros, con 48 efectivos, y la de Defensa NBQ (Nuclear, Bacteriológica y Química), con 65, acompañarán al escalón médico español o serán asignadas a otros contingentes por el mando de EE UU.

El ministro de Defensa también aseguró ayer que España, en colaboración con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), va a montar un campamento para 3.000 refugiados. Sin embargo, la delegación de ACNUR en Madrid afirmó que no tenía noticia alguna de este plan, ni tampoco confirmación de la donación de cinco millones de euros que Aznar anunció el pasado día 5 en el Congreso. ACNUR hizo en febrero un llamamiento para reunir 60 millones de euros ante el conflicto de Irak, de los que hasta ahora ha recibido 21, pero ninguno procede de España.

Por otro lado, el vicepresidente Rodrigo Rato aseguró que se han ofrecido 20 millones de euros en créditos blandos a Siria, Jordania e Irán para atender a la previsible avalancha de refugiados.