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Crítica:CRÍTICAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Más brillantez que hondura

Lo mejor de Adaptation es precisamente lo que interiormente tiene de juego a la adaptación, de guión arrancado de una novela que, al ser llevada al cine, experimenta el vértigo de muchas y muy serias transformaciones, a veces mutaciones en toda regla, incluidas de estructura.

Es un filme de guión, un ejercicio de imágenes situadas e hiladas en el límite de la escritura. El trabajo de construcción de Charlie Kaufman tiene audacia -aunque esté lejos de calmar su insaciable sed de originalidad, pues el despliegue estructural de Adaptation procede del 8 1/2 de Fellini-, pero, paradójicamente, es más convincente en los instantes del filme -asumidos por Meryl Streep, que vuelve a hacer un trabajo exquisito- en que el libro adaptado se deja ver al fondo, que en los intantes donde el escritor pone de su cosecha vuelos formales envolventes y contrapuntos propios a la adaptación propiamente dicha. Estos contrapuntos son los del abrupto doble personaje que vertebra el filme, el propio Charlie Kaufman y su hermano gemelo Donald, doble personaje que interpreta con riesgo y mérito Nicholas Cage, que encara un trabajo agrio y dificultoso y lo saca adelante.

ADAPTATION (EL LADRÓN DE ORQUÍDEAS)

Dirección: Spike Jonce. Guión: Charlie Kaufman. Intérpretes: Nicholas Cage, Tylda Swinton, Meryl Streep, Chris Cooper, Jay Tavare. Género: drama. Estados Unidos, 2002. Duración: 114 minutos.

Otro tanto les ocurre a la filmación y la puesta en pantalla de Spike Jonce, que se quedan en estilosas sin que su voluntad de estilo fragüe en verdadero estilo. Ha avanzado Jonze desde los rizos retóricos de Cómo ser John Malkovich, donde buscó tanto nuevo ángulo, tanta distinción e hizo tantas llamadas a la originalidad, que acabó desembocando en una especie de manierismo sin maneras, que es donde le conducen de manera natural los juegos de seudocine esnob de donde procede. Pero ahora Jonze serena un poco la sed de originalidad, cede la batuta a Kaufman y deja algunos territorios de inventiva a los intérpretes, que así hacen buenos trabajos, sobre todo Streep y Chris Cooper, que proponen buenos, y a veces mgníficos, relevos y cruces a Cage. Y la tensión interpretativa da materia y concreción a un filme engolado, confuso, impreciso, bastante aburrido y aun lastrado -aunque Jonze haya bajado los humos autorales- por la sed de honduras poéticas y otras quimeras del intelectualismo de salón.

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