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CÁMARA OCULTA | NOTICIAS Y RODAJES
Columna
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Vuelve el blanco y negro

Las estrellas no pasarán por la famosa alfombra roja hacia la ceremonia de los Oscar. Se ha decidido suprimir el tradicional paseo. Si estamos en guerra, no hay lugar para colores, "es el tono de los tiempos", según los organizadores. Han aconsejado asimismo que las artistas no se vistan con trajes demasiado llamativos, y a ser posible sin colores. Una reivindicación, pues, del blanco y negro, el no color de Teléfono rojo, volamos hacia Moscú, aquella película de Kubrick en la que un militar enloquecido propiciaba una nueva guerra mundial, o el no color de la ideológicamente opuesta Río grande de John Ford, donde un militar igualmente trastornado, esta vez por rencores personales, se pasaba por el arco del triunfo las decisiones de los políticos y exterminaba indios por su cuenta. ¡Viejas películas en blanco y negro de rabiosa actualidad! (Como de actualidad es igualmente la espléndida Soldados de Salamina, en la que Javier Aguirresarobe ha creado una fotografía que recuerda el blanco y negro del pasado, el no color de las guerras desatadas por locos).

¡Hollywood y la guerra! Mientras los responsables de la ceremonia de los Oscar recomiendan insistentemente que los ganadores no aludan a cuanto está sucediendo en sus discursos de agradecimiento, el director artístico George Allison ha sido contratado por el Pentágono para que diseñe un bello espacio que les sirva de decorado a los militares triunfantes para que desde él divulguen diariamente sus partes de guerra. Los militares quieren contar con una puesta en escena que emule el atractivo look del cine, con pantallas que muestren "con el mayor realismo" las imágenes de la guerra, y con los efectos especiales, el sonido y el glamour de las películas de éxito. Parece broma. El millón de dólares que costará el decoradillo (más los 250.000 que por tal creación se llevará el director artístico) les parece una inversión necesaria porque "no se trata sólo de ganarse a la audiencia sino de demostrar supremacía sobre el enemigo". Un bonito decorado cinematográfico para la guerra. Con él, quieren "dejar claro al público iraquí la superioridad tecnológica estadounidense". Nada mejor que remitirse al cine de Hollywood.

Están en todo. Ahora andan suprimiendo celosamente las imágenes de las Torres Gemelas de los miles de películas en que aparecieron (lo contrario, por cierto, de Gerardo Herrero, que ha tenido que implantarlas digitalmente en su película El misterio Galíndez), después de que Spielberg cambiara tontamente las pistolas de los policías de su E.T. por teléfonos móviles, con el fin, dijo, de no alentar a la violencia (con los magníficos resultados que se están viendo)... Manosean sin pudor las películas del pasado para intentar cambiarnos la memoria. Comenzaron, como se recordará, coloreando las películas en blanco y negro para que los horteras no se sintieran timados ante sus carísimos televisores en color...

Hay que recuperar el buen cine de años atrás... antes de que lo manipulen o nos lo prohíban. Es plausible por ello que en el programa televisivo Versión española se vaya a reivindicar el cine en blanco y negro. La fórmula va a consistir en que algunos famosos y jóvenes directores de hoy elijan y comenten sus más admiradas películas españolas de antes: una nueva propuesta de este imaginativo programa que trata de divulgar el mejor cine español del pasado y del presente, es decir, justo en las antípodas de Cine de barrio, donde el blanco y negro (y otras actualidades) parecen estar proscritos.

También en algunas ediciones de películas en DVD abundan las películas sin colores como, por ejemplo, en la excelente colección Orígenes del cine, dedicada a los expresionistas alemanes, donde acaban de publicar la bellísima versión íntegra de Metrópolis, de Fritz Lang, que en 1926 significó una alerta contra los totalitarismos, la manipulación de los poderosos... y las guerras. Una perenne actualidad en purísimo blanco y negro.

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