Interior pone en alerta a las fuerzas de seguridad ante el inminente ataque

El Gobierno ha ordenado a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que pasen a la situación de alerta para prevenir cualquier riesgo de atentado por el inminente inicio del ataque a Irak. A pesar de que, según fuentes antiterroristas, "no es previsible" que los islamistas radicales atenten en España "al menos mientras dure la guerra", se ha optado por aumentar la vigilancia en los centros "estratégicos y sensibles", edificios oficiales, algunas empresas, centros de comunicaciones y en las fronteras.

El Ministerio del Interior informó ayer de la puesta en alerta de la Guardia Civil y la Policía, y avanzó las líneas maestras del dispositivo. La vigilancia y las medidas de protección han sido redobladas en embajadas (especialmente las de EE UU, Israel, Reino Unido e Irak), así como en los perímetros de las bases militares y acuartelamiento y en empresas, españolas o extranjeras, que se consideren "sensibles".

También se ha reforzado la protección en los centros de producción de energía (especialmente las centrales nucleares), los puertos, aeropuertos y estaciones de tren y autobús. Las fuerzas de seguridad, además, aumentarán los controles en los puestos fronterizos, especialmente los africanos (Ceuta y Melilla), "pero sin proceder al cierre de fronteras". La alerta se completa con "planes específicos de los servicios de información".

Riesgo mínimo

La alerta, en cualquier caso, no está aún en su nivel máximo, pero podría llegar a elevarse en el caso de que se detectase una "amenaza real e inminente de atentado". Interior subraya que España "está desgraciadamente acostumbrada a la amenaza terrorista dado que se está en permanente alerta por la existencia de ETA".

Las fuentes de la lucha antiterrorista y del Ministerio del Interior consultadas no creen que España se encuentre en esa situación "ni lo vaya a estar por lo menos mientras dure el conflicto bélico". No obstante, los responsables de investigar las tramas terroristas subrayan que si antes de que España se implicara decididamente en el apoyo a las tesis de Estados Unidos "el riesgo era inexistente" ahora ese peligro "existe, aunque sea mínimo". "Siempre puede haber un elemento aislado que quiera cometer alguna fechoría por la postura adoptada por España", alegan las citadas fuentes.