Nuevos amigos, nuevos aliados, nuevas bases
Estados Unidos trasladará hacia el Este y Asia miles de soldados establecidos en países europeos
No es una amenaza ni un castigo, aunque a eso pueda sonar cuando las relaciones entre Estados Unidos y Europa pasan por uno de los momentos más tensos del último medio siglo a cuenta de la crisis de Irak. Washington está enfrascado en una gran operación para reducir la presencia militar estadounidense en bases europeas. El general James L. Jones, desde el pasado enero comandante supremo aliado (SACEUR) y jefe de los 118.000 militares norteamericanos destinados en Europa, ha propuesto ya trasladar a miles de esos soldados a bases de países del Este y de Asia, e incluso a EE UU, según han confirmado fuentes de la OTAN y altos diplomáticos en Bruselas.
Las primeras noticias sobre el proyecto empezaron a circular a mediados del mes pasado. Después, el propio general Jones ha comentado sus intenciones a varias personalidades desde que el pasado 17 de enero se convirtió en el 14º comandante supremo aliado. "Acometeremos un nuevo concepto de implantación de bases, más moderno, para responder mejor a desafíos no convencionales", ha dicho públicamente este general de Infantería de Marina, que pasó varios años de su formación en Francia y se convirtió ese día de enero en el jefe militar máximo de las tropas estadounidenses en Europa, cuya misión oficial consiste en "apoyar los intereses y objetivos de Estados Unidos en 93 países de Europa Central y del Este, África y parte de Oriente Próximo".
El plan "afectará profundamente" a la OTAN al plantear "un problema que es real"
Bulgaria, Rumania, Estonia, Lituania y Eslovaquia quieren acoger las nuevas bases
Jones no ha desvelado aún detalles concretos de su plan, pero asegura que "afectará profundamente a la Alianza Atlántica" porque pondrá de relieve un problema "que hay que plantear porque es real". Se refiere, como ha explicado en privado, a la necesidad de modificar en profundidad un despliegue concebido hace más de 50 años para proteger a Europa del desaparecido bloque soviético cuando los medios técnicos de transporte y despliegue estaban a años luz de lo que hoy tiene EE UU para trasladar unidades de combate a largas distancias en poco tiempo, sobre todo a través del mar.
La vieja promesa estadounidense de los años noventa de que nunca rebajaría de 100.000 la cifra de militares norteamericanos en Europa está a punto de romperse. El país más afectado será Alemania, la potencia europea que más rechazo ha mostrado a su participación en la posible guerra en Irak y en cuyas bases están estacionados de forma estable unos 60.000 militares de Estados Unidos con un coste anual cifrado en unos 7.000 millones de dólares, con el consiguiente beneficio económico en las localidades más próximas a grandes bases como la de Ramstein (aérea) o Heildelberg (cuartel general de las tropas americanas del Ejército de Tierra en Europa). EE UU llegó a tener desplazados en bases alemanas alrededor de medio millón de soldados en los años posteriores a la irrupcion de la guerra fría.
Es la base de Heildelberg la primera candidata a renovarse bajo tres principios generales, según señalan fuentes aliadas: no es necesario tener desplegados tantos militares en Centroeuropa cuando las amenazas son más lejanas y el despliegue puede hacerse desde otros lugares de forma muy rápida o, a través de barcos, también muy segura; es preferible desplazar algunas hacia países del Este, más leales y fiables y, además, más baratos; con este desplazamiento, posibles áreas de actuación en Asia y Oriente Próximo estarán a menor distancia de las unidades.
Algunos de esos países más leales y fiables fueron invitados el pasado noviembre a ingresar en la OTAN (Bulgaria, Rumania, Estonia, Lituania, Letonia, Eslovaquia y Eslovenia) y han mostrado estas semanas su cerrado apoyo a Washington en la crisis de Irak.
Bulgaria, por ejemplo, ya se ha ofrecido a poner cuatro o cinco bases a disposición de EE UU si quiere trasladar a ese país parte de los militares que se vayan de Alemania, como ha reconocido su ministro de Defensa, Nicolai Svinarov, según informa France Presse, mientras su colega de Relaciones Exteriores, Solomon Passi, ha comentado: "Pronto, las bases búlgaras se transformarán en bases de la OTAN, lo que tendrá un importante efecto sobre la seguridad del país, un efecto político y un efecto económico". Dos bases aéreas (Dobritch y Krovmovo) y dos de uso naval (Sarafovo y Atia) son las candidatas.
Rumania, Hungría y Polonia son otros candidatos a acoger tropas procedentes de Alemania, donde se concentran 42.000 de los 53.000 soldados del Ejército de Tierra estadounidense en Europa. Rumania ha ofrecido incluso tropas para actuar en Irak y por su base de Constanta han pasado centenares de soldados estadounidenses hacia la región del golfo Pérsico. En la de Taszar, en Hungría, Estados Unidos ha entrenado en las últimas semanas a unos 3.000 iraquíes para que actúen como enlaces o intérpretes en caso de invasión. En Polonia, varios periódicos han publicado que se espera la llegada de pequeñas unidades procedentes de Alemania. En Varsovia, no obstante, el Gobierno ha transmitido la conveniencia de que cualquier posible traslado de unidades americanas hacia Polonia se haga sólo con el acuerdo previo de Berlín.
Las distintas fuentes consultadas coinciden en asegurar que los probables traslados de unidades estadounidenses hacia el Este no incumplirán los acuerdos de reducción de armas convencionales en Europa suscritos en los ochenta con Moscú, porque en la mayoría de los casos se tratará de unidades móviles que serán relevadas periódicamente, evitando un estacionamiento permanente de las mismas.
"Todo será discutido con los aliados", han anunciado oficialmente desde Washington, "incluso con Rusia", agregan en la OTAN. Pero hoy son todavía mayoría los aliados que dicen no saber nada. Fuentes oficiales españolas así lo afirman, aunque desde la seguridad de que los planes del general Jones no afectarán a España, donde ya hubo una drástica reducción de la presencia militar estadounidense en los años ochenta. Otros aliados, como los franceses, en cuyo suelo nunca hubo bases estadounidenses o de uso norteamericano, consideran "un buen signo" que EE UU actúe en esa línea. Pero no por lo que Washington cree, sino porque París puede así ver más abierta la posibilidad de que Europa cuente en el futuro con un ejército propio.
Primar la capacidad de despliegue
Debido al nuevo concepto que el general James L. Jones quiere aplicar, primar por encima de todo la capacidad de despliegue y, por tanto, mejor contar en Europa con pequeñas unidades fáciles de mover que con grandes unidades, los 53.000 soldados del Ejército desplazados en Europa serán los más afectados.
Casi el 80% de ellos está en Alemania, donde el V Ejército de Estados Unidos tiene como misión el despliegue hacia Europa del Este, el Mediterráneo, África, Oriente Próximo y el golfo Pérsico. En Alemania también hay 15.100 militares del Ejército del Aire y unos 300 marines norteamericanos, según datos del Military Balance del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres.
Italia (con 2.200 soldados, 4.400 marinos y 4.100 miembros de la Fuerza Aérea, concentrados sobre todo en la estratégica base de Aviano) y Reino Unido (390 soldados, 1.220 marinos y 9.500 del Ejército del Aire) son los otros dos países europeos que más militares estadounidenses tienen en sus territorios.
Pero la presencia norteamericana afecta a una docena más de países en la zona, donde destaca Turquía (más de 2.000 soldados estables y decenas de miles en caso de crisis como la actual), pero también España (algo menos de 2.000 militares, la mayoría de ellos en Rota), Portugal, Grecia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo o Noruega, sin olvidar a los 14.000 hombres que integran la VI Flota que patrulla el Mediterráneo o los 10.000 repartidos entre Bosnia, Kosovo, Croacia o Macedonia.
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