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Reportaje:

El 'conflicto' y la guerra

Activistas contra el ataque coinciden en que la crispación merma la protesta en Euskadi

Txemi Peñas está atareadísimo, como otros activistas empeñados en parar la guerra contra Irak. Pertenece a Gerrarik ez sarea, uno de los cerca de 60 colectivos que han convocado otra gran manifestación para hoy en Bilbao. Estos días se afana, junto a otras personas, en organizar esa marcha -partirá al mediodía del Sagrado Corazón- y la consulta popular sobre el ataque a Irak que estos grupos van a organizar en "la mayoría de los pueblos" del País Vasco el domingo 30, similar a la que hubo en el pasado sobre la condonación de la deuda externa.

Peñas es de los que opina que la agenda del perfecto activista en contra de la intervención militar en Irak está menos llena en Euskadi que en otros lugares de España. "Se están haciendo cosas, pero no todas las que se podían haber hecho", asegura. Este activista contra las guerras lo atribuye a "la dificultad que existe en este país para trabajar todos juntos". Destaca por eso que la plataforma que convocó la marcha del 15 de febrero, y ha organizado la de hoy, "logró ser realmente plural, con todos los sindicatos, movimientos sociales muy diversos: cristianos, ecologistas, antimilitaristas...".

Colectivos antibélicos han convocado el día 30 una consulta sobre la intervención militar

Pero el movimiento contra la guerra en Euskadi tiene su singularidad: "Por diversos motivos decidimos no abrir la convocatoria a los partidos", afirma este miembro de Gerrarik ez, quien añade que no sabe si fue una "decisión correcta o no", pero que así lo decidieron los promotores originales. Añade Peñas que, no obstante, miles de personas salieron a la calle, más allá de las siglas, para intentar parar el previsible ataque liderado por EE UU.

El profesor de Economía Aplicada Koldo Unceta, uno de los promotores del manifiesto Gerrarik ez / No a la guerra, suscrito por 1.526 profesores de la de la Universidad del País Vasco (UPV), sostiene que aquí "la ciudadanía no tiene vías para expresar su cabreo" ante el ataque a Irak. Considera Unceta que "la ciudadanía está expectante a ver si le dan un cauce para la protesta". A juicio de este profesor, tanto el éxito de la manifestación del 15-F y como el del manifiesto universitario lo demuestran sin duda. Peñas, de Gerrarik ez, recuerda en ese sentido que IU-EB ha recogido unas 20.000 firmas contra un ataque militar a Irak en la calle.

Recuerda Unceta que en otros puntos de España la movilización ha llegado a las universidades, a los centros de enseñanza, a los centros de trabajo y que la protesta está en la calle de manera permanente. A su juicio, esta diferencia entre Euskadi y otros lugares de España se debe a que "los sectores sociales más activos en la calle están volcados en otros asuntos", como el cierre de Egunkaria en estos días, y a que el acoso de ETA y la creciente fractura social han alejado a los partidos no nacionalistas de los movimientos sociales y han debilitado a los sindicatos de ámbito estatal.

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El también profesor de la UPV Pedro Ibarra destaca que, aunque la movilización es inferior al potencial de protesta que existe en Euskadi, "sí que ha sido mayor que en otras ocasiones". Su compañero Imanol Zubero, otro de los promotores del manifiesto de la UPV, opina que la protesta no ha sido pequeña, aunque admite que "el ruido permanente de fondo" que provoca la violencia terrorista y sus efectos políticos "hace que cualquier cosa pierda brillo" en el País Vasco.

Sin embargo, a Ibarra y a Zubero les ha sorprendido la respuesta de los alumnos. Un grupo de la facultad de Relaciones Laborales ha creado la plataforma Iniciativa Universitaria contra la guerra. "Ya que somos universitarios, consideramos que nos teníamos que movilizar en la universidad", explica Igor, miembros de este colectivo. Cuenta que han hecho "bombardeos sonoros" -llevar el sonido de los bombardeos a todo el campus-, han convocado charlas y un encierro en el aula magna de la UPV desde lunes, 17, hasta el miércoles. El viernes se habían apuntado unas 40 personas.

La agenda contra la guerra incluye más citas: concentraciones el primer día de bombardeos masivos sobre Irak y el siguiente sábado, manifestación de nuevo.

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