El hijo de la desaparecida en Solivella admite que escondió el cadáver

Marcelino Cendrós, el hijo de Francisca Ballart, desaparecida en Solivella (Conca de Barberà) en 2001, reconoció ayer ante la juez que el cadáver encontrado el pasado día 4 en una acequia de riego en Els Alamús es el de su madre, a la que, dijo, encontró muerta en su casa. Cendrós, a quien la juez dejó en libertad, explicó que sólo se limitó a esconder el cadáver para seguir cobrando la pensión de su madre.

Francisca Ballart, conocida en su pueblo como Sisqueta, tenía 91 años cuando desapareció en octubre de 2001. Su hijo Marcelino, que vivía con ella, declaró entonces a la Guardia Civil que su madre estaba ingresada en una residencia geriátrica de Lleida, sin precisar en cuál. Dos meses después abandonó Solivella y un juzgado de Valls dictó una orden de busca y captura contra él al considerar que podía estar vinculado con la prolongada ausencia de la anciana, de quien nada más se supo hasta ahora.

Sus vecinos de Solivella recuerdan a Sisqueta como una persona trabajadora, ahorradora y de buen carácter, todo lo contrario que su hijo, que fue detenido el jueves en Lleida por los Mossos d'Esquadra. Marcelino, de 62 años, de carácter arisco, ha vivido los últimos años como una persona desarraigada, sin residencia fija y sin un trabajo estable. Con su arresto se ha dado un paso decisivo para esclarecer un caso sobre el que todavía quedan algunas incógnitas por despejar, entre ellas determinar la causa de la muerte de Francisca.

Marcelino negó ayer ante la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Lleida

haber matado a su madre. La abogada de oficio que le asistió en la declaración explicó que se mostró muy desorientado a lo largo del interrogatorio, aunque confesó que se encontró a su madre muerta en casa y que sólo decidió desprenderse del cadáver para seguir cobrando su pensión de viudedad.

Libreta con 60.000 euros

El detenido compartía con su madre la titularidad de una libreta de ahorros con un saldo en torno a 60.000 euros, de la que se efectuaron varias extracciones en los últimos 15 meses. El cadáver de Francisca fue encontrado en Els Alamús, en una acequia que pasa cerca de un club de alterne situado de esta localidad leridana, que supuestamente frecuentaba Marcelino. En un principio, el cadáver no fue identificado porque se encontraba desfigurado debido al avanzado estado de descomposición. Por este motivo, la policía autonómica tampoco encontró en el cuerpo indicios que indujeran a pensar en una muerte violenta. Los investigadores esperan el resultado de los análisis del Instituto Nacional de Toxicología y de pruebas genéticas para cotejarlas con el ADN de un hermano y averiguar la causa exacta de la muerte de Francisca.

Tras su declaración judicial, Marcelino quedó en libertad, con la única obligación de personarse en el juzgado todos los lunes. De momento sólo está acusado de un presunto delito de estafa por no haber comunicado a la tesorería del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) la defunción de su madre. La juez encargada del caso ordenó que sea examinado por los médicos forenses para conocer su perfil psicológico y determinar si padece algún tipo de trastorno mental.