Las utopías cumplidas de Leonardo Sbaraglia
El actor protagoniza con Nawja Nimri y Héctor Alterio la película de María Ripoll
Leonardo Sbaraglia (Buenos Aires, 1970) afirma con media sonrisa que nunca tuvo una visión premonitoria de su futuro. Si la hubiera tenido, ésta no hubiese sido trágica como en el caso de Adrián, el personaje que interpreta en la nueva producción de María Ripoll, Utopía, que vio la muerte de sus padres antes de que sucedieran y que desde entonces vive atormentado por la visión de un futuro que siente que no puede cambiar. "Adrián rechaza su capacidad de prever el futuro y prefiere ser ciego no sólo ante las premoniciones que le sacuden física y psicológicamente, sino también ante la vida porque todo en ella le recuerda a la muerte. Es un personaje muy ilógico, un ser muy frágil, un timorato escibirriado", explica. La película se estrena en España el 21 de marzo.
A lo largo de la historia, Adrián superará ese estado de anestesia en el que se encuentra al principio. Héctor Alterio, su padre adoptivo, le ayudará a desarrollar su capacidad para ayudar a otros y Nawja Nimri será un personaje crucial para que lo consiga. La complejidad de la trama dice Sbaraglia que no ha añadido dificultad a la interpretación. "La palabra utopía está generalmente mal usada. No significa imposible, sino sin lugar, no que no exista. Hay que crear las condiciones para cambiar el futuro, ésta es la esencia de la película", aclara el ganador del Goya al mejor actor revelación en 2001 por Intacto, de Juan Carlos Fresnadillo.
Sbaraglia, lejos de la utopía, sí parece haber encontrado su lugar en el cine español. Este argentino hijo de actriz y psicoanalista llegó hace tres años a España. "Fue muy extraño empezar de nuevo con una carrera de quince años a mis espaldas, lleno de ansiedades al venir a un lugar que no conocía", recuerda. Las angustias parecen ya superadas y este concienzudo actor a quien la etiqueta de galán no le incomoda ("siempre y cuando no me condicione a un tipo de personaje"), tiene por delante el estreno de Carmen, de Vicente Aranda, que protagoniza junto a Paz Vega. "Con Nawja en Utopía hubo muy buena química, es una actriz muy viva. A Paz le pongo un diez", señala. A pesar de considerar su tarea como un "hacer bien las cosas" y estar un tanto ajeno al éxito en taquilla de las películas, reconoce que está expectante ante el estreno de estas películas. "En estos últimos proyectos me siento seguro de haber hecho mi trabajo con todo mi cuerpo".
Actualmente, está rodando en Argentina junto a Luis Puenzo La puta y la ballena, donde interpreta a un fotógrafo aristocrático de principios de siglo. "Se trata de una historia en dos tiempos enhebrada por el personaje de Aitana Sánchez-Gijón, una escritora que investiga unas fotos antiguas de la Patagonia, de burdeles y de la Guerra Civil", explica.
Más allá de su éxito personal, Sbaraglia se siente orgulloso de la acogida que está teniendo el cine argentino en el exterior. "Está gustando mucho y esto demuestra que hay lugar para todos", dice. La situación por la que atraviesa su país es para él un momento delicado en el que se mezclan fenómenos históricos y económicos a nivel mundial. "Una guerra entre capitalistas por la explotación de una tierra y un presente que todavía está alterado por la terrible dictadura militar que ocurrió hace tan sólo 25 años. A pesar de todo ello, en Argentina se está construyendo algo muy bueno a nivel intelectual. La gente tiene más ganas de saber que nunca". Sbaragalia, que debutó en el cine con la cinta sobre la represión dictatorial La noche de los lápices, de Héctor Olivera, en 1986, considera que la herida sigue abierta y elogia las últimas producciones que tratan este tema. "Una generación entera desapareció. ¿De qué manera hemos aprendido las cosas? ¿Qué cosas deberíamos desaprender? Es bueno plantear una reflexión sobre la historia".
Babelia
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