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Reportaje:NOTICIAS Y RODAJES

Una enciclopedia del timo

Miguel Bardem entra en el mundo de los timadores en 'Incautos', con Victoria Abril, Federico Luppi y Ernesto Alterio

Rocío García

Lleva consigo una carpeta repleta de recortes de periódicos con noticias sobre timos y timadores. Se ha estudiado hasta los rostros de los delincuentes. Y lo que empezó con la idea de un vídeo callejero se ha convertido en la cuarta película de Miguel Bardem (Madrid, 1964), quien lleva casi cuatro años investigando todo acerca de los timadores reales, sobre los que versará Incautos, que comienza su rodaje el próximo lunes. "Será una pequeña enciclopedia del timo", asegura Bardem sobre la película, que protagonizarán Victoria Abril, Federico Luppi, Ernesto Alterio y Manuel Alexandre.

"Me cautivó la personalidad de los timadores, son inteligentes, paranoicos, mentirosos, desconfiados y, al mismo tiempo, tienen que ser seductores, parecer creíbles. En realidad, rozan la grandeza y el patetismo", asegura como un verdadero experto el director, que no ha conseguido conocer a ningún auténtico timador, pero sí ha trabajado con expertos de la Brigada de Delincuencia Monetaria. "Dicen que son muy pacíficos, pero no hay que olvidar que son unos delincuentes sin sentimientos", añade Bardem, quien no quiere dejarse cautivar en exceso por este tipo de personas.

Incautos, el cuarto largometraje de este cineasta madrileño, hijo del recientemente fallecido Juan Antonio Bardem, narra a través de la trayectoria de Ernesto (Ernesto Alterio), un joven abandonado por su padre en un orfanato que aprende a subsistir a través de la mentira y el engaño, toda la tragedia que rodea el mundo de los timadores. Ernesto va conociendo los trucos del timo a través de un viejo experto, El Manco (Manuel Alexandre), pero todo se queda en botines pequeños conseguidos de víctimas incautas. La gran estafa está por llegar. Será cuando El Manco ponga en contacto a Ernesto con el que está considerado el mejor timador de todos los tiempos, Federico (Federico Luppi), un estafador elegante, astuto y metódico, unido sentimentalmente hace años a una peligrosa mujer, Pilar (Victoria Abril). Es Pilar quien ofrece a sus compañeros el gran golpe: timar al conocido como Mirlo Blanco, un nuevo rico podrido de dinero negro. En ese mundo de venganzas, traiciones y mentiras, todos pueden ser los timados y los timadores.

El filme recorre 25 años, los que van desde 1975, cuando Ernesto ingresa en el orfanato, hasta 2000, con la entrada en vigor del euro y la salida al mercado de dinero negro. Incautos, una coproducción hispanofrancesa, tiene un presupuesto de algo más de 3,5 millones de euros y se rodará en Madrid y Canarias.

Bardem establece un paralelismo de los timadores de su película con los banqueros, empresarios y algunos políticos a los que considera "los grandes timadores" de la sociedad. "Esta guerra que nos quieren vender", dice Miguel Bardem refiriéndose a la crisis internacional en torno a Irak, "es precisamente uno de esos timos".

¿Y dónde encontrar mejor el espíritu del timador que en el trabajo del propio actor? Ernesto Alterio lo reconoce. "Los actores estamos acostumbrados a mentir e implicarnos mucho en las mentiras. Los intérpretes convertimos las verdades en mentiras", asegura Alterio, quien destaca de su personaje el "proceso de deshumanización al que se ve sometido para poder sobrevivir entre la frialdad de los timadores".

El gran seductor

"El gran seductor". Con estas palabras se refiere Miguel Bardem a Federico Luppi. "Es verdad que la seducción es uno de los mecanismos habituales que tiene la gente, y los actores, para solventar sus problemas", asegura este intérprete argentino recién instalado en España, "aunque el seductor por excelencia sigue siendo el político". Para Luppi, Incautos es algo más que un filme sobre timadores. "Es una suerte de reflexión moral sobre las razones que llevan a una persona a elegir una determinada forma de vida y no otra", explica. Sobre su compañera de reparto, Victoria Abril, con la que coincidió en Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, de Agustín Díaz Yanes, dice: "Es una máquina de hacer ideas y, además, me gusta cómo piensa el mundo". En cuanto a su otro colega, Manuel Alexandre, Luppi expresa toda la admiración que le es posible. "Es un sabio, admiro su lucidez y su concepto del mundo, es una persona con la vida bien vivida".

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