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La cúpula de CiU dedica la jornada a buscar una salida al escándalo de las encuestas

Artur Mas ve reiteradamente corregidas por Jordi Pujol sus propuestas para sortear la crisis

El triunvirato de CiU estuvo ayer muy ocupado. Jordi Pujol, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida se reunieron de forma reiterada en los despachos del Parlament con el objetivo de hallar una salida a la crisis de las encuestas, un escándalo que desgasta al conseller en cap y delfín del presidente de la Generalitat. Los daños colaterales serán de importancia se tome el camino que sea: bien el de la destitución del brazo derecho de Mas, David Madí; bien el de la táctica del avestruz, que lleva a la constitución de una costosísima comisión de investigación parlamentaria.

Si la cara es el espejo del espíritu, ayer las almas de Pujol, Mas y Duran estaban atormentadas. Y no era para menos. Lo que a juicio de algunos dirigentes de Convergència empezó como una "tontería" fruto de "meros redondeos", ahora amenaza como un maremoto las costas de la en otros tiempos tranquila ínsula nacionalista. La constitución de una comisión de investigación parlamentaria perturba el futuro político de CiU.

Pujol toma las riendas de la crisis; el presidente negocia directamente con la calle de Génova con el objetivo de que el PP no dé luz verde a una comisión de investigación parlamentaria; Pujol no quiere cortar más cabezas... todos estos mensajes, algunos de ellos contradictorios con los expresados por el propio presidente en la tribuna de oradores de la Cámara, circulaban ayer y de qué manera por los pasillos del Parlament. Los integrantes de la cúpula de CiU debatieron dudas y alcance de las diversas medidas, mientras la preocupación difumina lentamente el aura estoica de Mas.

David Madí, secretario de Comunicación del Gobierno ahora en el ojo del huracán, utilizó -al inicio de la crisis del escándalo de las encuestas- la escuela filosófica de los seguidores de Zenón de Citio para definir el estado anímico de Mas: "Estoico", respondió cuando se le preguntó cómo se encontraba el conseller en cap.

Pero desde el 1 de febrero han ido apareciendo elementos que han diluido esa entereza filosófica de Mas.

- No hablar de encuestas. Mas se negó a hablar de las sondeos. Sus asesores quisieron mantenerlo al margen de ese debate y fue el consejero portavoz, Felip Puig, el encargado de lidiar con ese toro. Pero el 18 de febrero, desde Quebec, en el corazón del Canadá francófono, el conseller en cap dijo públicamente: "Se hace mucho escándalo por muy pequeños errores". Esos pequeños errores hicieron que tanto Jordi Pujol como Felip Puig tuvieran que salir a batirse el cobre en el Parlament el pasado 26 de febrero. El primero atribuyó las mutilaciones y manipulaciones de encuestas encargadas por el Gobierno catalán a "tontos e inútiles", mientras que Puig anunciaba la creación de un equivalente al Centro de Investigaciones Sociológicas en Cataluña.

- No habrá dimisiones, ¿o sí? La intervención más importante de Mas no se produjo hasta la conferencia de prensa del pasado martes 4 de febrero, posterior al Consell Executiu. Allí habló de "errores de poca monta" atribuibles a una fotocopiadora y, por tanto, descartó dimisiones.

Dos días después, la realidad se empecinó en desmentir al conseller en cap. Mas anunció el 6 de marzo la desaparición de la oficina de las encuestas del organigrama de Presidencia. Ello suponía el cese, por desaparición de despacho, de Josep Camps, responsable de la Dirección General de Evaluación y Estudios, que nunca se encargó de los barómetros de la Generalitat, como sorprendentemente reconoció anteayer el propio Jordi Pujol.

- Acuerdo frustrado. Además, el conseller en cap frustró en la tarde de aquel mismo jueves 6 de marzo el acuerdo alcanzado entre Pujol y el líder del Partido Popular catalán, Josep Piqué, aquella misma mañana. El PP se daba por satisfecho con la cabeza de Camps, siempre y cuando se presentara como una destitución. Pero Mas no lo planteó así y la crisis continúa abierta.

- Crisis abierta o cerrada. Con la desaparición de la oficina de las encuestas, Mas dio por cerrada la crisis y las dimisiones. Anteayer en el Parlament, Pujol admitía que podía haber nuevas destituciones.

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