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El Tribunal de Cuentas descubrió excesivas modificaciones de obras en el AVE a Lleida

La auditoría revela que el GIF pretendía iniciar trabajos antes de disponer de los terrenos

El informe de fiscalización del Tribunal de Cuentas sobre los contratos de obras de la línea de alta velocidad entre Madrid y Lleida, gestionados por el ente público Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF) referido a los años 1999 y 2000, descubrió múltiples anomalías en el proyecto. Entre ellas destaca, la "excesiva reiteración en la modificación de obras", lo que incidía en "suspensiones temporales y prórrogas" de distintos trabajos con el consiguiente incumplimiento "de los plazos de ejecución" de las obras establecidos en los distintos contratos.

El Tribunal no hace un riguroso examen de todos y cada uno de los contratos firmados por el gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF). Su procedimiento de fiscalización se limitó en este caso a una selección de los contratos. Con todo, el auditor público afirma en su informe que las suspensiones temporales de las obras "hacen previsible el incumplimiento de los plazos inicialmente pactados, y en consecuencia, de las fechas previstas para la recepción y entrega de las infraestructuras".

Estas consideraciones firmadas por el presidente del Tribunal de Cuentas, Ubaldo Nieto de Alba, están fechadas en junio del año pasado, seis meses antes de que se inaugurara la línea de alta velocidad, según las previsiones mantenidas por el Gobierno del PP desde la época del anterior ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado.

A pesar de la advertencia, su sucesor Francisco Álvarez-Cascos, no modificó un ápice la fecha de inauguración, sostenida también por el anterior presidente del GIF, Juan Carlos Barrón, hasta su cese tras las incidencias registradas en los viajes promocionales de la línea a comienzos de este mes.

Las principales anomalías de la auditoría pública son las que siguen:

- Falta de suelo. El tribunal fiscalizador mantiene que al comprobarse las actas de replanteo, previas al inicio de las obras, "en la mayor parte de los contratos analizados no se disponía de los terrenos sobre los que habían de ejecutarse las infraestructuras proyectadas". Esa circunstancia, añade, "ha dado lugar a la suspensión temporal del inicio de las obras con el consiguiente retraso en su ejecución".

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- Modificaciones de contratos.En otro apartado de sus conclusiones, el órgano fiscalizador advierte que se produce una "excesiva reiteración en las modificaciones de los contratos". Normalmente, dice "van acompañadas de acuerdos de prórroga del plazo de ejecución adoptados durante la tramitación o inmediatamente después de la autorización de los modificados, aunque en general, aquellas modificaciones no incluían ampliación de los plazos de ejecución de las obras".

- Problemas de solvencia. Sobre el procedimiento de adjudicación de los contratos, concluye el Tribunal de Cuentas que los criterios de solvencia exigidos a las empresas concurrentes a las licitaciones resultan difíciles de comprobar debido a que resulta complicado concretar su aplicación y que "se lleve a cabo con la garantía de objetividad que exige la legislación aplicable en materia de contratación pública".

- Reserva de inversiones. El Tribunal de Cuentas señala en otros apartados que el GIF no cumplió en esos años, al menos, con la obligación legal de asignar una partida de sus inversiones a la financiación de trabajos de conservación del patrimonio cultural español.

Sostiene también que el órgano que tiene encomendada la construcción de la línea de alta velocidad Madrid-Frontera francesa y el resto de líneas de alta velocidad que se le encomendaron con posterioridad (el tren veloz al noroeste, entre otros) mantiene un desfase entre la financiación que recibió de los Presupuestos Generales del Estado en esos años y el pago de las certificaciones de obra, por lo que sus excedentes de tesorería alcanzaron a finales de 1999 y 2000 la cuantía de 223.198 y 289.239 millones de pesetas, respectivamente.

- Preocupaciones del gestor. El presidente del GIF en aquellos años, Emilio García Gallego, que ahora se ocupa de gestionar los recursos hídricos de Galicia, señala en las alegaciones remitidas al Tribunal, firmadas el 8 de marzo de 2002, que el mantenimiento de los plazos de puesta en servicio de la línea Madrid-Zaragoza-Lleida para 2002 y la Madrid-Barcelona para 2004 era una de sus "grandes preocupaciones en su etapa de presidente". Para alcanzar ese objetivo, Emilio García Gallego aprobó una reorganización del GIF y creó un puesto de trabajo dedicado exclusivamente al seguimiento de los plazos parciales y totales de la puesta en servicio de la línea. "En las reuniones periódicas, siempre se puso énfasis en los plazos finales, sin que en ningún caso y hasta octubre del año 2000, fecha en que dejo la presidencia del GIF, las prórrogas concedidas en los tramos de obra pusieran en peligro los plazos finales de puesta en servicio".

Alega García Gallego, además, que los trabajos no se podían iniciar en muchas ocasiones hasta "disponer de los terrenos de cuya expropiación se encargaba el Ministerio de Fomento".

Unos operarios colocan las vías del AVE en la estación de Lleida.
Unos operarios colocan las vías del AVE en la estación de Lleida.HERMINIA SIRVENT

Las alegaciones del anterior presidente

Juan Carlos Barrón, anterior presidente del ente público Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), que presentó su dimisión por los problemas con el cumplimiento de plazos para inaugurar el AVE Madrid-Lleida, también presentó alegaciones a las advertencias del Tribunal de Cuentas. En relación al retraso de las obras, señaló que por parte del GIF quedaban suficientemente acreditadas las causas de las prórrogas: "Mantienen estrecha relación con la complejidad técnica de los trabajos". A título meramente enunciativo, Barrón menciona los contratos que sufren los mayores retrasos:

"En el contrato nº 8 de la plataforma del subtramo VB de Madrid-Zaragoza se ordenó una modificación del trazado en julio de 1999. A principios de julio de 2000, el GIF no había recibido solución definitiva a adoptar para la realización de la obra temporalmente suspendida, por eso concedió una ampliación de 12 meses fijando la finalización de las obras antes del 14 de agosto de 2001".

"El contrato nº 10 subtramo O se concedió una prórroga única de 12 meses con lo que la finalización de los trabajos pasó a ser el 18 de julio de 2002. Los motivos fueron la no disposición de los terrenos en la zona de Las Carboneras a la salida de la Estación de Santa Catalina; la aparición de restos arqueológicos de interés cultural en el cerro de La Gavia; suspensión de los trabajos de conexión con la línea Madrid-Sevilla por una orden municipal del Ayuntamiento de Getafe y retraso en las actuaciones en la estación de Atocha".

"El contrato nº 16 sobre la red arterial de Zaragoza. El 29 de julio de 2000 aún no se disponía de los terrenos por lo que fueron necesarias hasta cuatro prórrogas, con lo que el fin del contrato se fijó para el 2 de septiembre de 2001".

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