La imparable ascensión del píxel

El 28 de marzo de 1995 Kodak presentó su primera cámara digital de consumo. Costaba unos 1.000 dólares.

La Mavica de Sony, otra de las pioneras, presentaba dos años más tarde los modelos MVC-FD5 y MVC-FD7, con una resolución de tan sólo 0,25 megapíxeles. En 1998, la barrera psicológica del megapíxel, un millón de píxeles, estaba superada, aunque sólo para usos profesionales.

Kodak y Canon fueron los primeros aliados; en febrero de 1998 presentaron la DCS 520 (Digital Camera System 520), primera cámara digital profesional. En junio del mismo año, la alianza fue con Nikon y la cámara se llamó DCS 315.

La venta mundial de cámaras digitales en aquel año apenas superó los 3,5 millones de unidades. Al año siguiente se duplicó la cifra, aunque en España sólo se vendieron 45.000.

2000 fue el año del despegue. Se vendieron más de 15 millones de cámaras digitales. El mercado de cámaras compactas, el de mayor consumo, ya contaba con resoluciones de más de cuatro megapíxeles. Las de más éxito eran las comprendidas entre uno y tres megapíxeles. El precio medio rondaba los 800 euros. El mercado español duplicó ventas.

El año pasado fue el más prolífico en adelantos tecnológicos y ventas. Aparecieron las primeras cámaras de cinco megapíxeles. El coste medio de una cámara bajó hasta los 603 euros y las ventas subieron hasta los 18,5 millones de unidades. España casi triplicó su mercado: de 83.000 a 220.000 unidades vendidas.

Incorporación profesional

El segmento profesional, el más reacio al cambio de analógico a digital, empezaba a dar muestras de cambio. Las cámaras réflex y los respaldos digitales imponían su ley con resoluciones más que suficientes para trabajos de reportaje y de bodegones de estudio.

Las previsiones para este año son: venta de más de 40 millones de cámaras digitales en todo el mundo; a 500 euros de precio medio; el segmento de éxito será el de cámaras con tres megapíxeles o superior. Y lo más sorprendente: por primera vez se venderán más cámaras digitales que analógicas.

Paralelamente a la popularización de las digitales ha ido el desarrollo de los laboratorios profesionales. Ya es normal pedir copias a partir de originales digitales, e incluso, solicitar un CD-ROM con las fotografías grabadas en alta resolución, independientemente de si se obtuvieron con cámara analógica (soporte de película) o digital. El almacenamiento ha pasado del disquete al CD-ROM, pasando por todo tipo de tarjetas de memoria capaces de albergar hasta 40 gigabytes (GB).

La obtención de copias en papel, además de los laboratorios, ha hecho de las impresoras de inyección de tinta su medio doméstico por excelencia, aunque el coste de las tintas está propiciando cada vez más la aparición de quioscos de autoservicio como alternativa de copia.